«Tendremos que revisar a la baja las previsiones de crecimiento». Así de contundente se ha mostrado el gobernador del Banco de España y exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá. Las previsiones vigentes apuntan a un crecimiento del 2,7% para este año será inferior ante la guerra comercial que ha comenzado este miércoles con aranceles del 20% para la UE y del 104% para China por parte de EE UU tras el decreto aprobado por la administración de Donald Trump.
Según Escrivá, el «cohete» español, como denomina el Gobierno de Pedro Sánchez a la evolución económica al ser el país que más crece, con la tasa de paro más alta de la UE, se frenará ante la «incertidumbre» que se instala en todas las economías mundiales. En una entrevista en TVE, el exministro de Seguridad Social indica ahora que rebajará las subidas de marzo, tras elevar el crecimiento en dos décimas para este ejercicio. Eso sí, no ha querido mojarse con un dato concreto debido a la falta de cifras y datos de los efectos de estos aranceles.
La pelota de los mal llamados «aranceles recíprocos» está ahora en el tejado de la UE y de China. La Administración Trump, que asegura que algunos países «le están lamiendo el culo» con propuestas que ni el propio presidente estadounidense habría pedido, exige una negociación para rebajar los tipos de interés y rebajar así los intereses de las refinanciaciones de deuda de este año. Desde China se resisten a llegar a un acuerdo, mientras que la UE trata de llevarse bien con ambas potencias, aunque las exigencias de Trump son muy claras e insta a cortar lazos comerciales con el gigante asiático. No obstante, Europa depende en gran medida de China.
Escrivá no facilita datos, pero sí da una valoración muy generalizada de lo que puede venir. «Cualquier revisión que se haga estará sometida a un nivel de incertidumbre muy grande», afirma. Algunos economistas apuntan que la guerra comercial podría tener un impacto de medio punto en el PIB, lo que podría generar la entrada en recesión técnica -dos trimestres consecutivos con un PIB estancado o negativo-. Eso sí, Escrivá descarta este escenario, pese a que Alemania, Reino Unido y EE UU ya lo han visitado.
ESCRIVÁ DESCARTA HABLAR DE RECESIÓN
«Yo no hablaría de eso (recesión) en ningún caso, pero el contexto de revisión de previsiones europeas es claramente a la baja», ha indicado Escrivá. De hecho, para España la probabilidad de entrada en recesión es alta si EE UU vuelve a visitar ese escenario, más cuando las Bolsas han caído a plomo, dando por terminada la senda alcista.
Por norma general, la economía real sufre las consecuencias de esos desplomes entre seis meses y un año. Y es que, en caso de bajadas de tipos de interés, el dinero busca refugio, como el oro, franco suizo o deuda. El problema con la deuda es que supera con creces todos los registros vistos hasta ahora, duplicando a la situación de 2010, que conllevó serios recortes y problemas de liquidez.

En esta ocasión, la liquidez no es un problema. La banca tiene suficiente colchón debido a su política prudencial en la concesión de préstamos, aplicando reglas y criterios medidos, evitando a los ‘ninis’, los créditos ninja de la crisis de 2008, donde cualquier persona recibía dinero a pesar de no contar con los ingresos suficientes para poder afrontar la deuda.
Escrivá tiene al personal del Banco de España trabajando y monitorizando datos en tiempo real para evitar caer en la complacencia ante un clima económico que se deteriora desde hace tres años y que solo la inflación ha salvado a España.
EL BANCO DE ESPAÑA SOLO PERCIBE DESACELERACIÓN
«Sabemos que lo que está ocurriendo tiene el potencial de generar efectos muy negativos sobre la actividad económica en el mundo de una forma muy asimétrica, pero también es verdad que todavía no tenemos elementos precisos de cómo se va a materializar y hasta qué punto y con qué secuencia temporal», ha advertido. Así, apunta a una «desaceleración» en el empleo, pero descarta un parón en la creación, mientras que la inflación podría incrementarse en el corto plazo, provocando una caída de la demanda. Todas las medidas propuestas por el Gobierno se encaminan a la subida de los precios, a pesar de que la solución pasaría por aplicar aranceles mínimos o cero para contrarrestar a Trump.
A pesar de la visión y la incertidumbre descritas por Escrivá, el gobernador del Banco de España considera que el impacto potencial de las medidas de Trump puede provocar una caída muy fuerte de la economía o una desaceleración en España. «No solamente se produce una subida arancelaria, sino que lo que puede estar en cuestión es el funcionamiento de las cadenas de valor y de las cadenas de suministros con las que se ha internacionalizado la producción mundial y esto puede generar segmentaciones en el comercio y disrupciones», destaca.
El principal temor es una caída del gasto, que el Gobierno trataría de suplir, pero no tiene presupuestos para poder modificar las partidas.