lunes, 5 mayo 2025

La DGT prohíbe esta acción si te quedas tirado en la carretera, te juegas la vida y una multa

Quedarse tirado en la carretera es una de esas pesadillas que ningún conductor quiere experimentar, un contratiempo que convierte un viaje rutinario en una situación de riesgo inesperado y considerable. Más allá de la avería mecánica o el pinchazo, el verdadero peligro acecha en la vulnerabilidad que supone estar detenido en el arcén, especialmente en vías rápidas donde los vehículos circulan a velocidades elevadas y el margen de reacción es mínimo; por ello, la Dirección General de Tráfico, la DGT, insiste constantemente en la necesidad de seguir a rajatabla los protocolos de seguridad establecidos. Ignorar estas indicaciones no solo acarrea sanciones económicas, sino que pone en grave peligro la integridad física propia y la de los demás usuarios de la vía, transformando un simple incidente en una potencial tragedia.

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La confusión o el pánico del momento pueden llevar a cometer errores fatales, gestos aparentemente menores que multiplican exponencialmente el riesgo de atropello. Salir del coche sin la debida protección o señalizar incorrectamente la inmovilización son acciones que, lamentablemente, siguen estando detrás de demasiados siniestros viales evitables. Es fundamental comprender que las normativas impuestas no son caprichos administrativos, sino medidas diseñadas para proteger vidas en circunstancias de extrema fragilidad. Conocer y aplicar correctamente el procedimiento en caso de avería es, por tanto, una responsabilidad ineludible para cualquier persona que se ponga al volante, una lección que conviene tener bien aprendida antes de que la teoría se convierta en una cruda realidad en el asfalto.

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LA MULTA: CUANDO LA IMPRUDENCIA TE RASCA EL BOLSILLO

Fuente Freepik

El incumplimiento de las normas de actuación en caso de avería no solo tiene consecuencias potencialmente trágicas en términos de seguridad vial, sino que también lleva aparejadas sanciones económicas nada despreciables. La DGT establece multas específicas para aquellos conductores que no respetan el protocolo establecido. Por ejemplo, no utilizar el chaleco reflectante antes de salir del vehículo en una vía interurbana está tipificado como infracción grave, lo que puede suponer una multa de hasta 200 euros, aunque habitualmente no conlleva pérdida de puntos del carné de conducir. Del mismo modo, no señalizar correctamente el vehículo inmovilizado, ya sea por no colocar los triángulos o la señal V-16, o hacerlo de forma indebida, también es motivo de sanción.

Aunque la cuantía económica pueda parecer un elemento disuasorio importante, es fundamental entender que la verdadera motivación detrás de estas multas y de la normativa de la DGT no es recaudatoria, sino preventiva. La sanción económica es la consecuencia administrativa de una conducta imprudente que pone en riesgo vidas humanas. El coste de una multa, por elevado que pueda parecer en algunos casos específicos, es ínfimo comparado con el valor incalculable de una vida o las secuelas permanentes que puede dejar un atropello. Cumplir las normas no es solo una forma de evitar rascarse el bolsillo, sino la manera más responsable de protegerse a uno mismo y a los demás en una situación de vulnerabilidad extrema en la carretera.

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