La familia real británica ha dado de que hablar desde que tenemos memoria. Es que la reina Isabel II no se la hizo fácil a su familia y mucho menos a Camilla Parker Bowles, quien por mucho tiempo ha sido la villana para la corona y el pueblo de Reino Unido. Es que la longeva fue quien estuvo en medio del amor clandestino, fogoso y excitante que su hijo, el rey Carlos III tenía con ella. Pero eso no es todo, quien también fue enemigo mortal, fue el príncipe Felipe de Edimburgo, quien apoyaba a su amada en oponerse a esa relación.
El vínculo entre la reina y Camilla ha sido siempre un tema delicado, especialmente considerando el papel de Diana de Gales, la exesposa de Carlos III, cuya relación con la familia real estuvo marcada por controversias y tensiones. Lady Di nunca ocultó su desdén hacia la amante de su esposo, el futuro rey. Isabel II y Felipe de Edimburgo, los enemigos de un amor que triunfó ante tantas piedras en el camino.
1La reina Isabel II, la “tercera” entre Camilla y Carlos III
Es difícil imaginar que la reina Isabel II nunca pensó que una mujer como Camilla Parker Bowles formaría parte de la familia real británica. Durante años, su relación con Carlos III fue todo un escándalo. De hecho, cuando Camilla comenzó a estar cerca del heredero al trono, la monarca no dudó en intervenir y, para separarlos, ordenó que Carlos se uniera a la marina. Esta maniobra fue vista como una forma de alejarlo de Camilla, a quien consideraba poco adecuada para su hijo, y así evitar lo que parecía ser una relación que podría terminar en matrimonio. La reina, que siempre defendió las tradiciones de la corona, nunca imaginó que el destino cambiaría tan drásticamente en el futuro.
Lo que ocurrió después fue aún más llamativo. Cuando Carlos III se casó con Diana Spencer, la reina Isabel II y el príncipe Felipe de Edimburgo celebraron el matrimonio, al ver en ella a la esposa ideal para el heredero del trono. Sin embargo, Camilla, quien no se dio por vencida en su amor por el futuro rey de Inglaterra, estuvo presente en la boda real, algo que dejó a todos en shock. Lo más escandaloso, es que fue verla vestida de blanco, un gesto de muy mal gusto y hasta incluso desubicado considerando los rumores que había por ser la amante su esposo. Esta actitud, cargada de simbolismo, aumentó el cotilleo en esos momentos.