miércoles, 21 mayo 2025

Sale a la luz el trato displicente de Isabel II a Camilla durante su boda con el actual rey

La familia real británica ha dado de que hablar desde que tenemos memoria. Es que la reina Isabel II no se la hizo fácil a su familia y mucho menos a Camilla Parker Bowles, quien por mucho tiempo ha sido la villana para la corona y el pueblo de Reino Unido. Es que la longeva fue quien estuvo en medio del amor clandestino, fogoso y excitante que su hijo, el rey Carlos III tenía con ella. Pero eso no es todo, quien también fue enemigo mortal, fue el príncipe Felipe de Edimburgo, quien apoyaba a su amada en oponerse a esa relación.

Publicidad

El vínculo entre la reina y Camilla ha sido siempre un tema delicado, especialmente considerando el papel de Diana de Gales, la exesposa de Carlos III, cuya relación con la familia real estuvo marcada por controversias y tensiones. Lady Di nunca ocultó su desdén hacia la amante de su esposo, el futuro rey. Isabel II y Felipe de Edimburgo, los enemigos de un amor que triunfó ante tantas piedras en el camino.

4
Diana de Gales, la querida de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo

El día que Carlos III y Camilla se casaron. Fuente Instagram @dnaroyals

El día del funeral de Diana de Gales marcó un antes y un después en la historia de la familia real británica. Felipe de Edimburgo, conocido por su rigidez y apego al protocolo, caminó detrás del féretro de la princesa junto a sus nietos, Guillermo y Harry, en un gesto de respeto y afecto que sorprendió al mundo entero. Por su parte, la reina Isabel II se inclinó al paso del ataúd, una señal de humildad y reconocimiento que muy pocos habían visto en ella. Aquellos gestos, breves pero intensos, decían mucho más de lo que el protocolo hubiera permitido jamás.

Años más tarde, aunque Camilla logró casarse con Carlos III, el camino hacia la aceptación fue mucho más frío. A la ceremonia no asistió Felipe de Edimburgo y, aunque Isabel II permitió la unión, se cuidó de no concederle todos los honores reales, en lugar de corona, la esposa del rey de Inglaterra recibió el título de Duquesa de Cornualles, un símbolo claro de los límites impuestos. A diferencia de Diana, nunca hubo reverencias, ni lágrimas públicas, ni un pueblo volcado a sus pies. Porque el cariño genuino no se impone con títulos… se gana con el corazón.

Siguiente
Publicidad
Publicidad