El bolsillo del viajero medio sufre cada vez que se enfrenta a la jungla de precios de los billetes de avión. Es una sensación familiar, esa de encontrar una tarifa atractiva, dudar un instante y, al volver a buscar, ver cómo el precio ha subido misteriosamente, a veces de forma considerable, una práctica que ciertas aerolíneas parecen haber perfeccionado hasta convertirla en un arte oscuro. Pero no todo está perdido en esta batalla digital; existe un truco sencillo, casi un gesto reflejo para los más avezados en la red, que puede suponer un ahorro significativo y que, como es lógico, no hace ninguna gracia a las compañías aéreas que buscan optimizar cada céntimo de sus ingresos.
Este pequeño gran secreto no es otro que el uso del modo incógnito del navegador o, para una protección más robusta, una conexión VPN al realizar las búsquedas y reservas de vuelos. La lógica detrás de esta estrategia es simple pero efectiva: evitar que las cookies y otros rastreadores instalados en nuestro navegador informen a los sistemas de precios dinámicos de las compañías sobre nuestro interés repetido en una ruta específica. Es una forma de navegar bajo el radar, presentándonos como un cliente nuevo cada vez que buscamos, lo que a menudo impide que los algoritmos inflen artificialmente las tarifas basándose en nuestro historial de navegación previo.
5ESTRATEGIAS DE GUERRILLA DIGITAL: CÓMO VOLAR MÁS BARATO SIN SER ‘CAZADO’

Poner en práctica estos consejos no requiere ser un experto informático, pero sí cierta disciplina y método. La recomendación general es empezar siempre las búsquedas de vuelos en una ventana de incógnito o con la VPN activada desde el primer momento. Es útil también borrar las cookies del navegador de forma regular, especialmente antes de iniciar una nueva búsqueda de viajes. Comparar precios no solo entre diferentes aerolíneas y buscadores, sino también probando a conectarse desde distintas ubicaciones virtuales si se utiliza una VPN, puede revelar diferencias sorprendentes que justifiquen el pequeño esfuerzo adicional que supone esta operativa.
Aunque no existe una garantía absoluta de ahorro en el cien por cien de los casos, ya que los precios de los vuelos dependen de muchísimos factores complejos, la aplicación sistemática de estas técnicas aumenta significativamente las probabilidades de evitar sobreprecios inducidos por nuestro propio historial de navegación. La clave está en la constancia y en no dar por sentado el primer precio que vemos. Ser un consumidor informado y proactivo, utilizando las herramientas disponibles para nivelar un poco el campo de juego frente a los sofisticados algoritmos de las compañías aéreas, es la mejor estrategia para que el próximo viaje empiece con buen pie, o mejor dicho, con buen precio, algo que nuestro bolsillo siempre agradecerá enormemente.