Vivimos rodeados de electrodomésticos que nos facilitan enormemente el día a día, convirtiéndose en compañeros casi indispensables en nuestros hogares. Creemos conocerlos a fondo, saber cada truco y función, pero a menudo, estos aparatos guardan secretos que podrían mejorar significativamente su rendimiento y nuestra calidad de vida; tu lavadora, por ejemplo, ese aparato que da vueltas en el lavadero, esconde una funcionalidad sorprendente que la mayoría ignora por completo. Es fascinante pensar cómo un objeto tan cotidiano puede albergar capacidades ocultas, esperando ser descubiertas para ofrecernos beneficios inesperados que van más allá de la simple limpieza de la colada.
Esta función secreta no es otra que un modo de autolimpieza, un ciclo específico diseñado para higienizar el interior del tambor y los conductos utilizando agua a alta temperatura y un centrifugado potente. Su propósito es combatir un enemigo invisible pero persistente: la acumulación de moho, bacterias y restos de detergente que, con el tiempo, pueden generar malos olores e incluso afectar a la limpieza de nuestra ropa, comprometiendo la higiene que tanto buscamos al hacer la colada. Descubrir y utilizar este modo no solo mantendrá tu electrodoméstico en condiciones óptimas, sino que también contribuirá a que tus prendas salgan realmente limpias y frescas, ciclo tras ciclo.
2ELIMINANDO ENEMIGOS INVISIBLES: MOHO Y BACTERIAS AL DESCUBIERTO

El interior de una lavadora
es, por naturaleza, un ambiente propenso a la proliferación de microorganismos indeseados. La humedad constante, los restos de detergente y suavizante, las fibras de tejido desprendidas y la falta de ventilación adecuada crean el caldo de cultivo perfecto para el moho y las bacterias; estos intrusos, aunque invisibles a simple vista en sus etapas iniciales, son los responsables directos de ese olor a humedad tan desagradable que a veces impregna la ropa recién lavada o el propio tambor. Combatir activamente su presencia es fundamental para mantener la higiene en el proceso de lavado.
Ignorar la necesidad de una limpieza interna periódica puede tener consecuencias que van más allá de un simple mal olor. La acumulación de biofilm bacteriano y esporas de moho no solo puede transferirse a la ropa, sino que también podría afectar a personas con alergias o sensibilidades respiratorias y dermatológicas, además de mermar la eficiencia de la lavadora
al obstruir conductos o afectar a los sensores. Por ello, la existencia de un ciclo de autolimpieza no es un capricho técnico, sino una herramienta esencial para garantizar tanto la salubridad de nuestras prendas como el buen funcionamiento del electrodoméstico a largo plazo.