jueves, 1 mayo 2025

Una auditoría a Redeia ya avisaba de riesgos de apagón: «renovables sin capacidades técnicas»

Una auditoría de la conocida consultora Ernst&Young (EY), fechada en diciembre de 2024, elaborada para Redeia (Red Eléctrica Española), ya avisaba de los claros riesgos que tenía España de sufrir un apagón o la interrupción del servicio eléctrico. EY recogía hasta 14 riesgos en total, que al parecer, fueron ignorados por Redeia a pesar de ocupar una decena de las 272 páginas de la auditoria.

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El miércoles Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, salía por fin para decir que no había que echar la culpa las renovables del apagón sufrido en toda España. Precisamente uno de los mayores riesgos descritos en su informe de auditoría por EY eran las «desconexiones de generación por elevada penetración de renovables sin capacidades técnicas necesarias para el adecuado comportamiento ante perturbaciones». Las consecuencias están descritas como una «mayor dificultad en la operación del sistema lo cual repercute en un mayor riesgo de incidentes en la operación que puedan afectar al suministro, generando un mayor coste de operación».

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Parte del informe de Redeia.

Entre estos riesgos aparece uno titulado «Pérdida de prestaciones de generación firme asociada al cierre de centrales de generación convencional (carbón, ciclo combinado, nuclear)». Y añaden que los problemas serían similares a los ya citados, es decir, una «mayor dificultad en la operación del sistema: reducción de potencia firme y capacidades de balance y mayor riesgo de incidentes en la operación que puedan afectar al suministro». La traducción era que el cierre precipitado de las centrales clásicas podría precipitar caídas del fluido eléctrico.

Pero el primer peligro del que avisa EY en su informe es sobre posibles «daños a las líneas eléctricas aéreas por vientos extremos» y explica que «en el caso de eventos extremos en los que se superen los parámetros de viento para los que están diseñadas las líneas eléctricas aéreas, se pueden producir daños e incluso el colapso de tramos de éstas» y añade que los daños afectarían a «infraestructuras; afección al suministro eléctrico; incremento de los costes de mantenimiento (costes de reparación) o costes asociados a multas/indemnizaciones (…) asociados al corte de suministro».

APAGÓN POR INCENDIOS

Otro riesgo estudiado se tituló «daños en líneas y subestaciones por incendios». El informe recogía que «los cambios en la temperatura, la sequedad del suelo y la escasez de agua, ocasionan mayor desecación de la vegetación, aumentando la probabilidad de ocurrencia de incendios que podrían afectar severamente a las instalaciones (subestaciones y líneas) El riesgo hace referencia tanto a los incendios que puedan ser causados por las instalaciones de Red Eléctrica como a los generados por otras causas y que puedan afectarlas». Hay que recordar que al principio del apagón se especuló con la posibilidad de un incendio de este tipo como causa del mismo.

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Otra parte de la auditoría.

El tercer riesgo evaluado entre los catorce que se enumeran relativos al apagón eran los «daños en equipos de la red de transporte que se encuentran a la intemperie por elevada temperatura». Aquí EY es claro al explicar que «este riesgo afecta a la actividad propia de Redeia y tiene un horizonte temporal a largo plazo. Los efectos potenciales más relevantes serían el aumento de costes asociados a reparaciones y renovaciones, aumento de inversiones de capital para renovaciones en el caso de colapso de los equipos, aumento del coste de instalación de equipos nuevos en el caso de tener que modificar sus especificaciones técnicas y una eventual afección al suministro eléctrico en casos muy extremos».

Y en este punto la auditoría dejaba una primera conclusión preocupante: «No se han previsto cambios en el modelo de negocio para afrontar este riesgo», al contrario de lo que hace en otros riesgos, donde señala que no serían importantes para la economía de la empresa.

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Otro de los horizontes previstos como riesgo de apagón hablaba de la «disminución en la disponibilidad del recurso hídrico para generación hidroeléctrica». En definitiva, la sequía podría afectar a la energía producida en las centrales hidráulicas. EY explicaba que «este riesgo impacta tanto a la actividad propia de Redeia como a sus clientes y usuarios, con un horizonte temporal de medio y largo plazo. El principal efecto ligado a la falta de recurso hidráulico sería una potencial afección al suministro eléctrico, que en el largo plazo y en un escenario climático muy desfavorable podría ser significativo».

El quinto riesgo analizado era la «disminución de la eficiencia de la generación fotovoltaica por aumento de las temperaturas». Es decir, «el calor excesivo podría disminuir la eficacia de los paneles fotovoltaicos» y ofrece una clave para el futuro que pudiera explicar también el apagón: «Cabe esperar que, en el medio y el largo plazo, en el que de generación solar fotovoltaica tendrá un peso muy significativo en la matriz energética, se pueda producir alguna afección en la operación del sistema eléctrico al reducirse la disponibilidad de generación».

Otro riesgo recogido en el informe es el «incremento del absentismo laboral asociado al cambio climático». En este caso los riesgos eran para la economía de la compañía y en «un impacto reputacional en el caso de que la compañía no integre las necesarias estrategias de bienestar laboral». 

Así hasta 14 riesgos contra el apagón para Redeia quedaron recogidos. El último de ellos, por cierto, hace referencia a las «amenazas a la ciberseguridad en un sistema más digitalizado». En este caso, los efectos serían las «multas y sanciones derivadas de la pérdida de datos, generando daños reputacionales y costes de recuperación», concluye el documento.

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