Málaga es mucho más que sus playas urbanas, su clima privilegiado y su ambiente mediterráneo. Es también una tierra de rincones secretos, lugares que se alejan del bullicio turístico y guardan en silencio la belleza de su entorno natural y el peso de los siglos. Uno de esos lugares, apenas conocido por quienes visitan la provincia, es la Cala del Cañuelo, un pequeño paraíso escondido en el Parque Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, en el límite entre Málaga y Granada.
Este enclave, situado a pocos kilómetros de Nerja, combina como pocos la fuerza del mar con la huella de la historia. En la Cala del Cañuelo, el Mediterráneo rompe contra unos acantilados espectaculares que parecen custodiar el lugar desde tiempos remotos. Es uno de esos rincones donde el tiempo parece detenerse, y donde la naturaleza convive con restos de antiguas torres vigía, testigos mudos del pasado defensivo de este tramo del litoral malagueño.
1Málaga guarda un rincón virgen en la Cala del Cañuelo

En el corazón del Parque Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, la Cala del Cañuelo se presenta como uno de los secretos mejor guardados de Málaga. De difícil acceso, este rincón virgen ha escapado a la presión urbanística que sí ha afectado a otras zonas del litoral. Gracias a ello, su paisaje se mantiene prácticamente intacto, con aguas cristalinas ideales para el buceo y un entorno de vegetación autóctona que envuelve al visitante en un ambiente de calma absoluta.
Las restricciones en el acceso no han impedido que quienes lo descubren se enamoren de su singularidad. Málaga, en este punto exacto, se revela en estado puro; un litoral agreste, sin construcciones a la vista, donde se respira el perfume de los pinos y el salitre. La Cala del Cañuelo no es solo un refugio natural, sino también un lugar donde la historia ha dejado su marca en forma de antiguas torres de vigilancia que en su día protegían la costa de incursiones piratas.