miércoles, 21 mayo 2025

Conoce el bosque «encantado» de Madrid donde los árboles crecen en espiral

A pocos kilómetros de la bulliciosa capital se esconde un tesoro natural que parece sacado de un cuento de hadas. En el extremo norte de Madrid, el Hayedo de Montejo se erige como un bosque mágico donde los árboles han desarrollado formas caprichosas y espirales que desafían la imaginación, convirtiéndose en uno de los espacios naturales más extraordinarios de la península ibérica. Este rincón encantado, con sus hayas, robles y abedules centenarios, representa el último vestigio de los antiguos bosques que antaño cubrían gran parte del territorio madrileño, y su singularidad le ha valido el reconocimiento como Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.

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Las formas retorcidas y espirales que presentan muchos de los ejemplares del Hayedo no son producto del capricho ni de la casualidad, sino el resultado de una lucha constante por la supervivencia en condiciones extremas. El microclima particular de esta zona, junto con la orografía del terreno y las condiciones del suelo, han obligado a estos árboles centenarios a adaptarse de manera sorprendente, creando un paisaje de ensueño que atrae cada año a miles de visitantes fascinados por su belleza casi mística. Pasear entre estos colosos vegetales supone una experiencia sensorial completa que transporta al caminante a un mundo donde la naturaleza ha decidido expresarse con formas que parecen diseñadas por un artista surrealista.

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BIODIVERSIDAD OCULTA: MUCHO MÁS QUE ÁRBOLES RETORCIDOS EN LA SIERRA DE MADRID

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Aunque las hayas y robles centenarios son los protagonistas indiscutibles del Hayedo de Montejo, este bosque alberga un complejo ecosistema que sustenta una biodiversidad sorprendente para un entorno tan cercano a una gran urbe como Madrid. Más de 120 especies de aves encuentran refugio entre sus ramas, incluyendo ejemplares de difícil observación en otros puntos de la geografía madrileña como el pito negro, el trepador azul o el elusivo urogallo, cuya presencia es un indicador de la buena salud del ecosistema forestal.

El sotobosque del Hayedo esconde también una rica variedad de hongos, musgos y líquenes, muchos de ellos especies raras o en peligro que encuentran en este entorno las condiciones ideales para su desarrollo. Las condiciones de humedad constante y la escasa intervención humana han permitido la aparición de microhábitats únicos donde proliferan organismos de gran valor ecológico, convirtiendo este bosque madrileño en un auténtico laboratorio natural para botánicos y micólogos que estudian las interacciones entre las diferentes formas de vida que componen este complejo sistema. La presencia de mamíferos como el corzo, el jabalí o incluso el lobo ibérico en las zonas aledañas completa el cuadro de un ecosistema completo y funcional a las puertas de Madrid.

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