La búsqueda de soluciones rápidas para perder peso es una constante en nuestra sociedad, un anhelo que a menudo choca de frente con la realidad de la biología y el esfuerzo necesario. En este contexto, cada cierto tiempo surge un supuesto «milagro» en forma de suplemento o alimento exótico que promete resultados espectaculares con mínimo sacrificio, y uno de los que más ha resonado en los últimos años es el café verde. Este producto se ha promocionado hasta la saciedad como un potente quemagrasas natural, capaz de acelerar el metabolismo y facilitar la pérdida de kilos casi por arte de magia, generando un enorme interés y un mercado millonario a su alrededor.
Sin embargo, como suele ocurrir con las promesas demasiado buenas para ser verdad, la ciencia ha empezado a poner en tela de juicio estas afirmaciones tan optimistas sobre las bondades adelgazantes del grano sin tostar. Estudios recientes, más rigurosos y con metodologías más sólidas que los iniciales, parecen desmentir gran parte de las propiedades casi milagrosas que se le atribuían, devolviendo al café verde a un lugar mucho más terrenal y menos revolucionario. Es hora de analizar con detenimiento qué hay de cierto y qué de mito en torno a este popular suplemento, separando el grano de la paja publicitaria y entendiendo qué podemos esperar realmente de su consumo.
4LA CIENCIA PONE LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES: ESTUDIOS Y REALIDADES DEL CAFÉ VERDE

Aquí es donde la historia del café verde empieza a torcerse. Si bien los primeros estudios en humanos parecían prometedores, mostrando ciertos efectos positivos sobre la pérdida de peso, análisis posteriores más detallados revelaron importantes debilidades metodológicas en muchos de ellos. Se trataba a menudo de investigaciones con un número reducido de participantes, de corta duración, con posibles conflictos de interés al ser financiados por fabricantes del suplemento o con diseños que dificultaban extraer conclusiones firmes y generalizables.
Posteriormente, revisiones sistemáticas y metaanálisis más recientes, que agrupan y analizan los resultados de múltiples estudios de mayor calidad, han arrojado resultados mucho más modestos y, en muchos casos, no concluyentes sobre la eficacia del café verde para adelgazar. Si bien algunos análisis sugieren un efecto pequeño, estadísticamente significativo pero clínicamente poco relevante, otros no encuentran diferencias claras entre tomar el suplemento y tomar un placebo. La evidencia actual dista mucho de respaldar la idea de un «quemagrasa milagroso», apuntando más bien a un efecto mínimo o inexistente en la mayoría de las personas cuando se aísla de otros factores como la dieta y el ejercicio. La variabilidad en la calidad y dosificación de los extractos de café verde disponibles comercialmente complica aún más la evaluación de su impacto real.