El asfalto es un escenario cotidiano donde miles de historias se cruzan, a menudo marcadas por la prisa y, seamos sinceros, cierta impaciencia colectiva. En este ir y venir constante, existen normas de circulación que, aunque fundamentales para la convivencia y la seguridad vial, pasan desapercibidas para la mayoría de conductores, y una de ellas tiene que ver con un gesto tan común como es tocar el claxon, una acción que la DGT vigila de cerca. Muchos lo utilizan como una extensión de su voz, para saludar, para quejarse o simplemente para hacerse notar, sin ser conscientes de que este uso indiscriminado puede acarrear una sanción económica nada despreciable.
La realidad es que el sonido del claxon se ha normalizado en nuestras ciudades y carreteras hasta tal punto que pocos se detienen a pensar si su uso es realmente necesario o, más importante aún, si está permitido en esa circunstancia concreta. Creemos conocer el reglamento al dedillo, pero la rutina y las costumbres adquiridas pueden llevarnos a cometer infracciones sin darnos cuenta, exponiéndonos a multas que nos pillarían totalmente por sorpresa. Es hora de desempolvar esa parte del código de circulación que afecta a la bocina y entender por qué la Dirección General de Tráfico considera su abuso una falta sancionable, buscando siempre un equilibrio entre la comunicación necesaria y la contaminación acústica evitable.
2¿CUÁNDO SÍ Y CUÁNDO NO? LA NORMATIVA DE LA DGT AL DESCUBIERTO

El Reglamento General de Circulación es meridianamente claro respecto a los supuestos en los que está permitido accionar la señal acústica del vehículo. Fundamentalmente, su uso se justifica para evitar un posible accidente, advirtiendo de nuestra presencia a otros usuarios de la vía, especialmente en condiciones de baja visibilidad o en curvas y pasos estrechos donde la falta de visión directa lo haga aconsejable. También está autorizado su uso para advertir, fuera de poblado, al conductor de otro vehículo del propósito de adelantarlo, aunque esta práctica es cada vez menos común y se prefiere el uso de las señales luminosas.
Por otro lado, la normativa prohíbe expresamente el uso del claxon sin motivo reglamentariamente admitido, y aquí es donde reside el núcleo de la infracción que muchos cometen a diario. Tocar la bocina por impaciencia en un atasco, para saludar a alguien, para celebrar un evento deportivo, o con un nivel sonoro estridente y sin justificación alguna está terminantemente prohibido. Además, existe una prohibición específica de usar señales acústicas de sonido estridente y sin causa justificada, así como la obligación de emplear un tono moderado cuando sea estrictamente necesario dentro de poblado, según las directrices de la DGT.