sábado, 3 mayo 2025

La función de tu nevera que nunca debes usar: dispara el consumo un 25%

El uso incorrecto de los electrodomésticos puede suponer un importante aumento en la factura eléctrica a final de mes. La nevera, ese aparato que funciona ininterrumpidamente en nuestros hogares, esconde funciones que, mal utilizadas, pueden convertirse en auténticos vampiros energéticos. Una de estas prestaciones, presente en la mayoría de frigoríficos modernos, está diseñada exclusivamente para momentos puntuales, pero muchos usuarios la mantienen activada permanentemente por desconocimiento.

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Los fabricantes de electrodomésticos incorporan cada vez más opciones avanzadas en sus productos para diferenciarse de la competencia y ofrecer mayores prestaciones. Sin embargo, no todas estas funcionalidades están pensadas para un uso continuado, como ocurre con el modo de enfriamiento rápido de la nevera. Esta función, que permite reducir drásticamente la temperatura interior en poco tiempo, resulta muy útil después de hacer la compra o en días calurosos, pero mantenerla encendida constantemente puede incrementar el consumo eléctrico hasta un 25%.

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EL IMPACTO ECONÓMICO Y MEDIOAMBIENTAL DEL MAL USO DE TU NEVERA

Fuente: Freepik

El incremento en el consumo eléctrico derivado de mantener activada permanentemente la función de enfriamiento rápido tiene consecuencias directas en el bolsillo. Un frigorífico estándar puede consumir entre 200 y 400 kWh anuales, dependiendo de su eficiencia energética y capacidad. Con la función rápida activada constantemente, este consumo puede dispararse hasta un 25% más, lo que supone entre 50 y 100 kWh adicionales al año, traducidos en un incremento de aproximadamente 15-30 euros anuales en la factura eléctrica.

Más allá del impacto económico, el exceso de consumo energético tiene importantes implicaciones medioambientales. La generación de electricidad sigue dependiendo en gran medida de combustibles fósiles en muchos países, incluida España, por lo que un mayor consumo se traduce directamente en mayores emisiones de CO2. Además, el funcionamiento continuo a máxima potencia reduce significativamente la vida útil de la nevera, provocando un desgaste prematuro de componentes clave como el compresor y obligando a renovar el electrodoméstico antes de lo previsto, con el consiguiente impacto en términos de generación de residuos.

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