Las relaciones de pareja en la era digital se enfrentan a desafíos inéditos, donde la confianza a menudo se pone a prueba a golpe de clic y notificación. El último grito en esta particular forma de «investigación» sentimental proviene, cómo no, de la inagotable fuente de tendencias virales que es TikTok, proponiendo un método aparentemente infalible para desvelar supuestas atracciones ocultas de nuestra pareja: el llamado test del reflejo pupilar. Una práctica que, bajo una capa de inocente curiosidad o juego, esconde arenas movedizas para la estabilidad de cualquier relación, mezclando pseudociencia con la vulnerabilidad de los vínculos afectivos en un cóctel potencialmente explosivo y francamente preocupante para cualquiera que valore la privacidad y el respeto mutuo.
Este supuesto truco se basa en una premisa fisiológica malinterpretada: observar si las pupilas de la pareja se dilatan al mostrarle disimuladamente fotografías de ciertas personas en el teléfono móvil. La teoría popularizada sugiere que una dilatación notable es señal inequívoca de atracción física o interés romántico, una especie de detector de mentiras biológico al alcance de cualquiera con un smartphone y ciertas dosis de suspicacia. Sin embargo, esta simplificación ignora por completo la complejidad de las respuestas fisiológicas humanas y , lejos de ser una ventana fiable al corazón ajeno, puede convertirse fácilmente en una puerta abierta a malentendidos, acusaciones infundadas y un deterioro significativo de la confianza, pilar fundamental sobre el que se sostiene cualquier relación sana y duradera que se precie de serlo.
4MÁS ALLÁ DEL MÓVIL: ¿QUÉ BUSCAMOS REALMENTE CON ESTAS PRUEBAS VIRALES DE TIKTOK?
La popularidad de tendencias como el test de dilatación pupilar en TikTok revela mucho sobre las ansiedades contemporáneas en torno a las relaciones. Vivimos en una época de sobreexposición e incertidumbre, donde las redes sociales a menudo presentan versiones idealizadas e irreales del amor y la pareja, generando comparaciones constantes y alimentando inseguridades. Buscar «pruebas» objetivas y rápidas, aunque sean pseudocientíficas, puede ser un intento desesperado por obtener certezas , en un terreno tan subjetivo y complejo como los sentimientos humanos, una forma de calmar la ansiedad ante la posibilidad del engaño o el desinterés.
Este fenómeno también refleja una cierta tendencia a externalizar la responsabilidad sobre la salud de la relación, buscando en la tecnología o en trucos virales las respuestas que deberían surgir del diálogo íntimo y la auto-reflexión. La facilidad con la que estas «soluciones» se difunden en plataformas como TikTok sugiere una necesidad colectiva de herramientas, por dudosas que sean, para navegar la complejidad emocional. Es una manifestación de la vulnerabilidad humana en la era digital, donde , la búsqueda de seguridad y validación a menudo nos lleva por caminos poco fiables y potencialmente autodestructivos, olvidando que la verdadera fortaleza de una pareja reside en la comunicación y el respeto, no en la vigilancia subrepticia.