sábado, 3 mayo 2025

Tu cuerpo produce alcohol mientras duermes y así puede darte positivo en un control

¿Imaginas dar positivo en un control de alcoholemia sin haber catado ni una gota? Pues, aunque suene a ciencia ficción o a excusa de conductor apurado, es una posibilidad real, aunque extremadamente rara, debida a que nuestro propio cuerpo puede generar alcohol endógeno en ciertas circunstancias muy particulares. Esta situación desconcertante tiene una explicación médica fascinante que desafía nuestra comprensión habitual del metabolismo y sus caprichos inesperados.

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El responsable de este fenómeno es el conocido como Síndrome de Fermentación Intestinal (SFI), también llamado síndrome de la autocervecería, una condición donde el sistema digestivo se convierte en una especie de destilería interna. En esencia, ciertos microorganismos presentes en el intestino, principalmente levaduras como la Saccharomyces cerevisiae (la misma del pan y la cerveza), fermentan los carbohidratos que ingerimos, produciendo etanol como subproducto directamente en nuestro torrente sanguíneo. Comprender este proceso nos abre una ventana a las complejidades de nuestro microbioma y cómo un desequilibrio puede tener consecuencias tan insospechadas como embarazosas para quien lo sufre.

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LA FERMENTACIÓN SIGILOSA: ¿CÓMO SE PRODUCE ALCOHOL DENTRO DE TI?

Fuente: Freepik

El proceso bioquímico detrás del SFI es, en esencia, el mismo que se utiliza desde hace milenios para fabricar cerveza o vino en bodegas y fábricas: la fermentación alcohólica llevada a cabo por microorganismos. Los carbohidratos de la dieta (azúcares y almidones presentes en pan, pasta, arroz, frutas) sirven de alimento para ciertos microorganismos, principalmente levaduras como Saccharomyces cerevisiae o algunas especies de Candida, que proliferan en exceso en el intestino, descomponiendo estos azúcares en ausencia de oxígeno para obtener energía y liberando como productos residuales dióxido de carbono y etanol (el tipo de alcohol presente en las bebidas). Es esta producción interna la que eleva los niveles de alcohol en sangre sin mediar ingesta externa alguna.

La cantidad de etanol producido varía enormemente entre individuos y depende de múltiples factores interconectados que modulan la eficiencia de esta fermentación interna y sus consecuencias fisiológicas. Una dieta rica en azúcares simples y carbohidratos refinados puede exacerbar dramáticamente la producción de alcohol, ya que proporciona más «combustible» para las levaduras oportunistas presentes en el tracto digestivo, que encuentran así un festín inesperado. Además, el estado general del sistema inmunitario del huésped, la motilidad intestinal (un tránsito lento favorece la fermentación) y la composición específica de la microbiota de cada persona juegan un papel crucial en si el SFI se manifiesta y con qué severidad afecta al individuo.

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