En las sinuosas carreteras del Parque Natural del Garraf, entre paisajes rocosos de aspecto lunar y vegetación mediterránea, surge ante los ojos del visitante un espectáculo inesperado. El templo budista Sakya Tashi Ling emerge como un oasis de espiritualidad y paz, anclado en un palacete modernista de finales del siglo XIX que parece transportarnos directamente al Tíbet sin salir de Cataluña. Este enclave espiritual no solo representa un contrapunto cultural fascinante en pleno corazón del paisaje catalán, sino que constituye uno de los centros budistas más importantes de España, donde monjes residentes perpetúan tradiciones milenarias.
La comunidad de monjes budistas Sakya Tashi Ling eligió este privilegiado emplazamiento en 1996, convirtiendo el antiguo Palau Novella en un auténtico rincón asiático a escasos 40 kilómetros de Barcelona. El contraste entre la arquitectura modernista catalana y los elementos propios de la tradición tibetana —como sus coloridas estupas y banderas de oración— crea un efecto visual sorprendente que cautiva tanto a buscadores espirituales como a turistas curiosos. La ubicación del templo budista, entre montañas calcáreas y el cielo azul mediterráneo, potencia esa sensación de encontrarse en un espacio donde Oriente y Occidente han encontrado un punto perfecto de equilibrio.
2LAS ESTUPAS SAGRADAS: SÍMBOLOS BUDISTAS EN TIERRA CATALANA

Al adentrarse en los jardines del monasterio, el visitante descubre uno de los elementos más característicos de la arquitectura budista: las estupas. Estas construcciones de forma acampanada, consideradas lugares de gran concentración energética por los practicantes del budismo, representan la mente iluminada de Buda y constituyen puntos esenciales para la meditación y circunvalación ritual. El templo budista del Garraf alberga dos estupas principales: la Namgyal o Estupa de la Salud, situada en los jardines exteriores, y la Jangchub o Estupa de la Sabiduría, ubicada en el interior del recinto.
La Estupa de la Salud, con su blanca estructura y su característica forma, destaca entre la vegetación mediterránea del jardín. Siguiendo la tradición tibetana, los visitantes pueden rodearla en sentido horario al menos tres veces mientras hacen girar los molinillos de oración que contienen mantras sagrados para generar méritos espirituales. Esta práctica ritual, tan alejada de nuestras costumbres occidentales, constituye una experiencia sensorial única que permite al visitante conectar con tradiciones milenarias sin salir de Cataluña. Muchos testimonios afirman sentir una notable sensación de paz al realizar este sencillo ritual en un entorno tan singular.