El cheesecake estilo Nueva York es mucho más que un simple pastel de queso; es un símbolo de la repostería clásica estadounidense y una delicia que ha conquistado paladares en todo el mundo. Con su textura densa pero cremosa, su sabor suave y ligeramente ácido y esa base crujiente de galleta, este postre se ha convertido en uno de los favoritos tanto en restaurantes como en hogares. Lo mejor de todo es que no hace falta cruzar el Atlántico para disfrutarlo, porque se puede preparar fácilmente desde tu propia cocina.
Aunque el cheesecake estilo Nueva York tiene fama de ser exigente, la realidad es que con unos pocos trucos y los ingredientes adecuados, cualquiera puede lograr un resultado espectacular. La clave está en respetar las proporciones, tener paciencia durante la cocción y, sobre todo, dejarlo enfriar bien antes de servirlo. El resultado es un pastel elegante, versátil y perfecto tanto para una merienda como para una ocasión especial.
2Preparación paso a paso de este exquisito cheesecake

El primer paso para preparar el cheesecake estilo Nueva York es presionar bien la base de galleta en el fondo de un molde desmontable, que luego se hornea brevemente para que adquiera firmeza. Mientras tanto, se bate el queso crema con el azúcar hasta lograr una mezcla suave, a la que se van añadiendo los huevos uno a uno, seguidos del resto de los ingredientes. Es importante no batir en exceso para evitar que entre demasiado aire, lo cual podría provocar grietas durante el horneado.
La cocción se hace a baja temperatura, preferiblemente con el molde dentro de una bandeja con agua caliente para lograr una cocción uniforme y sin sobresaltos. Una vez cuajado, el cheesecake estilo Nueva York necesita reposar en el horno apagado con la puerta entreabierta, y luego enfriar durante varias horas, preferiblemente toda la noche, en la nevera. La espera merece la pena, pues el resultado es un postre suave, consistente y perfectamente equilibrado.