Las molestias digestivas suelen ser desestimadas como algo pasajero o consecuencia de una mala alimentación, especialmente cuando se manifiestan en la parte superior del abdomen. El dolor abdominal localizado en la zona del epigastrio, esa región entre las costillas y por encima del ombligo, podría esconder algo mucho más serio que una simple indigestión o gastritis. Miles de españoles acuden cada año a urgencias con síntomas que inicialmente atribuyen a problemas digestivos, cuando en realidad están experimentando manifestaciones atípicas de un trastorno cardíaco que requiere atención médica inmediata.
La confusión diagnóstica es comprensible dada la similitud de ciertas sensaciones y la ubicación anatómica de los órganos involucrados. Un estudio reciente del Hospital Clínic de Barcelona reveló que aproximadamente un 20% de los pacientes diagnosticados con algún tipo de cardiopatía isquémica reportaron haber sufrido previamente episodios recurrentes de dolor abdominal que fueron erróneamente atribuidos a problemas gástricos. La particularidad de estos casos radica en que, a diferencia del clásico dolor torácico irradiado al brazo izquierdo, presentaban molestias predominantemente abdominales que empeoraban durante el esfuerzo físico o situaciones de estrés emocional.
2DIFERENCIAR LO URGENTE DE LO IMPORTANTE: CLAVES PARA RECONOCER LA ALERTA

Existen características distintivas que pueden ayudar a identificar cuándo un dolor abdominal podría tener origen cardíaco. La relación temporal con el esfuerzo físico constituye quizás la pista más relevante: si la molestia aparece o se intensifica al subir escaleras, caminar cuesta arriba o realizar cualquier actividad que aumente la demanda de oxígeno, debería encender las alarmas. Otro patrón sugestivo es la duración limitada de los episodios, que típicamente cesan tras unos minutos de reposo. Los registros clínicos demuestran que el dolor abdominal de origen cardíaco raramente supera los 15 minutos de duración, a diferencia de las molestias digestivas que tienden a ser más persistentes o fluctuantes durante horas.
Los factores agravantes y aliviantes también ofrecen pistas diagnósticas valiosas. Las temperaturas extremas, especialmente el frío intenso, suelen exacerbar el dolor abdominal de origen cardíaco debido a la vasoconstricción que provocan. Asimismo, el consumo de comidas copiosas puede desencadenar episodios dolorosos al aumentar el trabajo cardíaco necesario para la digestión. En cuanto a los elementos que alivian las molestias, la respuesta positiva a medicamentos como la nitroglicerina sublingual orienta claramente hacia un origen coronario, mientras que la ausencia de mejoría con antiácidos o protectores gástricos debería hacer sospechar que no estamos ante un problema digestivo primario. La presencia simultánea de síntomas como sudoración fría, náuseas inexplicables o fatiga desproporcionada durante los episodios dolorosos completa el cuadro de sospecha que justifica una evaluación cardiológica urgente.