Las molestias digestivas suelen ser desestimadas como algo pasajero o consecuencia de una mala alimentación, especialmente cuando se manifiestan en la parte superior del abdomen. El dolor abdominal localizado en la zona del epigastrio, esa región entre las costillas y por encima del ombligo, podría esconder algo mucho más serio que una simple indigestión o gastritis. Miles de españoles acuden cada año a urgencias con síntomas que inicialmente atribuyen a problemas digestivos, cuando en realidad están experimentando manifestaciones atípicas de un trastorno cardíaco que requiere atención médica inmediata.
La confusión diagnóstica es comprensible dada la similitud de ciertas sensaciones y la ubicación anatómica de los órganos involucrados. Un estudio reciente del Hospital Clínic de Barcelona reveló que aproximadamente un 20% de los pacientes diagnosticados con algún tipo de cardiopatía isquémica reportaron haber sufrido previamente episodios recurrentes de dolor abdominal que fueron erróneamente atribuidos a problemas gástricos. La particularidad de estos casos radica en que, a diferencia del clásico dolor torácico irradiado al brazo izquierdo, presentaban molestias predominantemente abdominales que empeoraban durante el esfuerzo físico o situaciones de estrés emocional.
4PRUEBAS DIAGNÓSTICAS: CUANDO SOSPECHAR VA MÁS ALLÁ DE LA INTUICIÓN

Ante la sospecha de que un dolor abdominal recurrente pueda tener origen cardíaco, existen herramientas diagnósticas específicas que permiten confirmar o descartar esta posibilidad. El electrocardiograma (ECG) constituye el primer escalón en esta evaluación, aunque conviene recordar que puede resultar normal en casos de angina estable, especialmente si se realiza fuera de los episodios sintomáticos. Los especialistas cardiovasculares recomiendan complementar el estudio con pruebas funcionales como el test de esfuerzo, particularmente valioso cuando los síntomas abdominales aparecen sistemáticamente vinculados a la actividad física o situaciones que aumentan el consumo miocárdico de oxígeno.
La determinación de biomarcadores cardíacos en sangre, como las troponinas de alta sensibilidad, ha revolucionado la capacidad de detección precoz del daño miocárdico. Estos análisis pueden evidenciar microlesiones cardíacas incluso en ausencia de síntomas típicos, siendo especialmente útiles en pacientes con presentaciones atípicas como el dolor abdominal aislado. Para casos de mayor complejidad diagnóstica, técnicas avanzadas como la tomografía computarizada coronaria o la resonancia magnética cardíaca ofrecen información anatómica y funcional detallada que puede esclarecer situaciones clínicamente ambiguas. La angiografía coronaria invasiva, considerada el estándar de referencia para la evaluación de la enfermedad arterial coronaria, queda reservada para casos seleccionados donde las pruebas no invasivas han resultado sugestivas o inconcluyentes, especialmente si los episodios de dolor abdominal son recurrentes y no encuentran explicación tras un estudio digestivo completo.