El gran apagón del lunes ha generado un debate sobre la energía nuclear que ha incomodado a La Moncloa, que descarta que la fotovoltaica haya provocado una crisis de grandes consecuencias en todos los ámbitos de la sociedad.
Pedro Sánchez marcó este martes distancias con Redeia, pese a que esta compañía está presidida por una exministra socialista que él mismo eligió para el cargo: Beatriz Corredor. «Relacionar el incidente con las renovables no es correcto», aseguró.
SALIENDO DE LA CUEVA
Beatriz Corredor estuvo casi 48 horas sin comparecer públicamente. Este miércoles salió de la ‘cueva’ al ser entrevistada por teléfono en el programa ‘Hoy por hoy’, de la Cadena SER.
La directiva aseguró que está proporcionando todos los datos que les están solicitando desde el INCIBE y el CNPIC para verificar que no se trata de un ciberataque, tal como ha descartado la operadora: «Nuestros sistemas están súper protegidos, a prueba de ataques. Pero, ¿quién te dice que no ha habido una sofisticación tal que se haya podido filtrar en nuestros sistemas, algo que los servicios tradicionales no hayan podido detectar?», aseguró.
Corredor desechó la posibilidad de que las fotovoltaicas hayan provocado la crisis, descartó dimitir («sería como reconocer que no se ha actuado correctamente, y no es así»), y negó que la crisis vaya a repetirse a corto plazo: «A día de hoy no va a volver a ocurrir, porque hemos aprendido. Tenemos todas las medidas de seguridad para que así sea. Los ciudadanos tienen que estar tranquilos».
EN EL CSIC SEÑALAN LA CODICIA DE LAS GRANDES ELÉCTRICAS
Por otra parte, el doctor en Física y experto en energía, investigador del CSIC, Antonio Turiel, también asegura que «el problema no son las energías renovables. Quien diga eso, no dice la verdad».
«. La fuerza con la que gira la turbina puede aumentar o disminuir la cantidad de electricidad. Es un mecanismo automático. Pero esto con la fotovoltaica no ocurre, porque no produce corriente alterna, sino continua. Se necesita un aparato llamado inversor, que genera corriente sintética. El problema es que responde muy mal a los cambios de demanda, y eso hace que le cueste seguir el ritmo de la red», dice.

Turiel añade que «en condiciones normales, la fotovoltaica es una minoría, y los sistemas inerciales se encargan de gestionar las variaciones de demanda. Pero en este caso en concreto, el 60 % de la generación en ese momento era fotovoltaica y el 14 % eólica, y no había sistemas de estabilización porque no se ha invertido en ellos».
El científico he explicado a Naiz que «el problema de la fotovoltaica es que quien la produce tiene siempre incentivo para venderla. Tienen contratos que les aseguran un precio garantizado, 40 euros o lo que sea por megavatio, y por eso se produjo en exceso. Esto viene de no saber parar, de ver que hay tanta demanda y generar más y más. Ha habido un exceso de codicia, y eso genera inestabilidades: los sistemas empiezan a fallar, se sobrecargan los cables, se desconectan y se produce una desconexión en cascada».
«Es cierto que no se ha invertido, pero también, si las centrales de ciclo combinado de gas hubieran estado preparadas para asumir el relevo, los problemas habrían sido menores. Estaban paradas, y eso es una responsabilidad criminal», señala, en referencia a compañías como Iberdrola, Endesa y Naturgy.
Respecto a la teoría del sabotaje, Turiel concluye: «La realidad es mucho más prosaica, más cutre, más miserable: es codicia. Es un delirio pensar en un ataque. Siendo realistas, a corto plazo hay que apostar porque siempre haya centrales de respaldo listas para entrar en funcionamiento».