lunes, 5 mayo 2025

A pocos kilómetros de Granada, un pueblo con vistas que quitan el aliento

Granada es una tierra de historia, arquitectura majestuosa y paisajes inolvidables, pero también es el punto de partida hacia algunos de los pueblos más bellos de España. Más allá de la Alhambra y el Albaicín, a menos de una hora por carretera, se encuentra Montefrío, una joya enclavada entre montañas que sorprende con sus vistas panorámicas y su encanto andaluz intacto. Desde que la prestigiosa revista National Geographic la incluyó entre las diez localidades con mejores vistas del mundo, Montefrío ha despertado la curiosidad de quienes buscan algo más que los destinos turísticos de siempre.

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Pero este pueblo no vive solo de su estampa. Montefrío encierra siglos de historia, un patrimonio arquitectónico bien conservado y una tradición que se respira en cada rincón. Granada, con todo su esplendor, no eclipsa a este rincón que parece sacado de una postal. Al contrario, Montefrío se revela como ese secreto que los granadinos conocen bien, y que el viajero atento no tarda en valorar como uno de los grandes descubrimientos de su ruta.

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Un mirador cerca a Granada que te hará perder la respiración

Fuente: Pexels

Uno de los mayores atractivos de Montefrío es su mirador principal, desde el cual se obtiene una de las vistas más impresionantes no solo de la provincia de Granada, sino de toda Andalucía. Desde allí se contempla el casco antiguo extendido sobre colinas, con su famosa iglesia sobre la roca presidiendo el paisaje. El horizonte, cubierto de olivares que se pierden a lo lejos, transmite una sensación de calma difícil de encontrar en otros lugares. La luz, especialmente al atardecer, tiñe el cielo de colores cálidos y envuelve al pueblo en una atmósfera casi irreal.

Este rincón fotogénico atrae a viajeros de todo el mundo, y muchos se quedan más tiempo del previsto solo para contemplar cómo el sol transforma Montefrío a lo largo del día. Granada está cerca, pero desde este punto elevado, parece otro universo. Aquí el tiempo se ralentiza y lo esencial cobra protagonismo, como el silencio, la belleza natural y el disfrute del presente.

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