El tintineo de copas acompaña nuestras celebraciones, las cañas con amigos son casi un ritual sagrado y una copa de vino parece la compañera inseparable de muchas comidas. El alcohol está tan arraigado en nuestra cultura, tan normalizado en nuestro día a día, que a menudo olvidamos la cara oculta de su consumo. Pero tras esa fachada festiva se esconde una realidad mucho más sombría, una que la OMS lleva tiempo señalando con creciente preocupación y cuyas consecuencias a largo plazo son devastadoras para la salud individual y colectiva, aunque muchos prefieran mirar hacia otro lado.
Lo sabemos, en el fondo, todos intuimos que abusar no es bueno, pero la línea entre el disfrute social y el riesgo parece difuminarse con demasiada facilidad. Nos aferramos a la idea del consumo «moderado», a la copa «social», ignorando que el daño no siempre es inmediato ni evidente. Es un enemigo silencioso que actúa lentamente, minando nuestra salud de forma progresiva sin que apenas nos demos cuenta, hasta que un día, la factura llega en forma de diagnóstico médico, una factura que, según las cifras globales, es terriblemente alta.
2LA CIFRA ESCALOFRIANTE QUE LA OMS PONE SOBRE LA MESA

Cuando hablamos de cifras que aterran, no es una exageración retórica; los datos globales sobre el impacto del alcohol en la mortalidad son realmente alarmantes y ponen los pelos de punta. Cada año, millones de vidas se truncan prematuramente debido a causas directamente relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas, una tragedia silenciosa que afecta a familias y sociedades en todo el mundo. Estamos hablando de aproximadamente tres millones de muertes anuales atribuibles al alcohol, una cifra demoledora que la OMS actualiza periódicamente y que representa más del cinco por ciento de todas las defunciones a nivel global, superando a enfermedades como la tuberculosis o el VIH/SIDA.
Este impacto mortal no se limita únicamente a las enfermedades crónicas como la cirrosis hepática o ciertos tipos de cáncer, aunque estas representen una parte significativa del problema. El consumo de alcohol está también detrás de un elevado número de accidentes de tráfico, episodios de violencia doméstica y agresiones, suicidios y otros trastornos mentales que pueden llevar a desenlaces fatales. La relación es compleja y multifactorial, pero la influencia del alcohol como factor contribuyente en una amplia gama de causas de muerte es innegable, tal como documenta la OMS en sus informes detallados.