martes, 6 mayo 2025

No es (solo) la edad: tu forma de dormir es el motivo principal de esas arrugas matutinas

Despertarse cada mañana y descubrir nuevas marcas en el rostro es una experiencia que muchos españoles viven con resignación, atribuyéndola erróneamente al paso inexorable del tiempo. La forma de dormir constituye, sin embargo, uno de los factores más determinantes en la aparición de esas líneas que tanto nos preocupan al mirarnos al espejo. Estudios dermatológicos recientes han confirmado que la posición adoptada durante las horas de sueño puede tener consecuencias más visibles en nuestra piel que muchos de los factores tradicionalmente señalados.

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El ritual nocturno que practicamos durante aproximadamente un tercio de nuestra vida está dejando una huella indeleble en nuestro aspecto. Mientras dormimos, la presión ejercida contra la almohada o el colchón crea pliegues temporales que, con el paso del tiempo, pueden convertirse en arrugas permanentes. Esta realidad, frecuentemente ignorada en las conversaciones sobre cuidado facial, merece una atención especial considerando que pasamos entre siete y ocho horas diarias en contacto directo con superficies que comprimen nuestra piel, sin que seamos conscientes del daño acumulativo que esto representa.

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LA POSICIÓN LATERAL Y SUS CONSECUENCIAS ESTÉTICAS

Fuente: Freepik

Descansar de lado, aunque resulta confortable para muchas personas y beneficioso para ciertas funciones corporales, presenta sus propios desafíos para la conservación de una piel sin arrugas. Esta posición, predilecta del 70% de los españoles según recientes encuestas sobre hábitos de descanso, ejerce una presión asimétrica sobre el rostro que puede derivar en la aparición de líneas verticales profundas en mejillas y en el surco nasolabial. La dinámica física es simple: al comprimir un lado de la cara contra la almohada durante horas, estamos forzando la piel a doblarse en determinados puntos.

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Los dermatólogos han observado un patrón de envejecimiento distintivo en quienes habitualmente duermen sobre el mismo costado. Con el paso del tiempo, estas personas desarrollan arrugas más marcadas en el lado sobre el que descansan, creando una asimetría facial que resulta difícil de corregir incluso con los tratamientos estéticos más avanzados disponibles actualmente. Este fenómeno es particularmente evidente en la formación de las denominadas «líneas de sueño», pliegues diagonales que cruzan las mejillas y que constituyen una señal inequívoca de esta postura nocturna prolongada.

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