martes, 6 mayo 2025

La OCU descubre el mayor timo con los patinetes eléctricos

Las aceras y calzadas de nuestras ciudades se han llenado de un nuevo protagonista silencioso y veloz: los patinetes eléctricos. La OCU ha puesto el foco recientemente en este fenómeno, alertando sobre una realidad mucho menos amable que la simple conveniencia que aparentan estos vehículos de movilidad personal (VMP). Detrás de la moda y la aparente solución de movilidad urbana se esconde una maraña de irregularidades y engaños que ponen en jaque la seguridad de los usuarios y la de los peatones, convirtiendo lo que debería ser un avance en un potencial quebradero de cabeza para muchos ciudadanos desprevenidos que buscan alternativas al transporte tradicional o simplemente una forma más ágil de moverse por la urbe contemporánea.

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La proliferación descontrolada de estos aparatos ha traído consigo un caldo de cultivo perfecto para el timo y la negligencia, un escenario donde la falta de información clara y una regulación a veces confusa dejan al consumidor desprotegido frente a prácticas comerciales dudosas y productos de calidad ínfima. Desde problemas graves de seguridad en su construcción hasta la incertidumbre sobre la necesidad de seguros obligatorios o las dificultades con las homologaciones pertinentes, el panorama es más complejo y espinoso de lo que parece a simple vista cuando uno se decide a adquirir uno de estos populares vehículos. Es hora de desgranar qué hay de verdad en esta jungla sobre ruedas que ha conquistado el asfalto español, analizando los puntos críticos que todo usuario potencial o actual debería conocer para evitar sorpresas desagradables y riesgos innecesarios.

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EL LABERINTO DE LA HOMOLOGACIÓN: PAPEL MOJADO Y RIESGOS REALES

Fuente Pexels

La homologación debería ser el sello de garantía fundamental que certifica que un patinete eléctrico cumple con unos mínimos de seguridad y calidad exigibles para circular legalmente por las vías públicas. Sin embargo, la realidad destapada por entidades como la OCU muestra un panorama desolador y preocupante para el consumidor, un mercado plagado de certificados falsos, etiquetados engañosos que inducen a error o directamente la ausencia total de cualquier tipo de certificación válida en territorio europeo. Navegar por las especificaciones técnicas y los sellos de conformidad se convierte en una odisea para el comprador medio, que a menudo confía ciegamente en distintivos sin valor real o fácilmente falsificables por fabricantes poco escrupulosos.

Circular con un patinete no homologado o que porta una certificación fraudulenta no solo implica un riesgo evidente para la seguridad vial propia y ajena, sino que también puede acarrear sanciones administrativas importantes y serios problemas legales en caso de sufrir o provocar un accidente o ser parado en un control policial rutinario. La OCU insiste machaconamente en la importancia capital de verificar la documentación oficial del vehículo antes de la compra, comprobar la existencia del marcado CE reglamentario y desconfiar sistemáticamente de ofertas que parecen demasiado buenas para ser verdad, ya que la falta de una homologación correcta suele ir de la mano de componentes de baja calidad y prestaciones dudosas. Es un indicativo claro de posibles problemas futuros.

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