El código QR se han convertido en una herramienta omnipresente en nuestro día a día, desde menús de restaurantes hasta pagos en tiendas. Sin embargo, esta misma tecnología que nos facilita la vida también ha abierto la puerta a nuevas modalidades de estafa que podrían vaciarnos la cuenta bancaria con un simple escaneo. Los códigos QR maliciosos están proliferando en las calles de nuestras ciudades, camuflados como servicios legítimos, promociones atractivas o incluso como herramientas de ayuda ciudadana, convirtiéndose en una amenaza silenciosa que muchos desconocen hasta que es demasiado tarde.
La facilidad con la que cualquiera puede generar estos códigos bidimensionales y su apariencia inofensiva los convierten en el cebo perfecto para los ciberdelincuentes más astutos. Detrás de esos patrones en blanco y negro se pueden esconder desde programas espía hasta páginas de phishing diseñadas para robar nuestros datos personales y financieros. El aumento de estos ataques en España ha encendido las alarmas entre expertos en ciberseguridad, quienes advierten que estamos ante una nueva era de delitos digitales que combinan el mundo físico y virtual con consecuencias potencialmente devastadoras para las víctimas.
1LOS NUEVOS DEPREDADORES DIGITALES: ASÍ OPERAN LOS ESTAFADORES CON CÓDIGOS QR

El modus operandi de los ciberdelincuentes que utilizan códigos QR maliciosos es tan simple como efectivo: colocan sus creaciones en lugares estratégicos donde esperan captar víctimas desprevenidas. Paradas de autobús, parquímetros, carteles promocionales e incluso en adhesivos sobre códigos legítimos son los escenarios preferidos para estas trampas digitales. Los delincuentes han refinado sus técnicas hasta tal punto que resulta prácticamente imposible distinguir a simple vista un código QR legítimo de uno fraudulento, lo que multiplica las posibilidades de éxito de estos ataques que pueden afectar a cualquier ciudadano sin importar su nivel de conocimientos tecnológicos.
Las estadísticas revelan un incremento alarmante del 300% en los incidentes relacionados con códigos QR fraudulentos durante el último año en nuestro país. Esta tendencia no muestra signos de retroceso, sino todo lo contrario. Los expertos en ciberseguridad señalan que la pandemia aceleró la adopción masiva de esta tecnología, creando una oportunidad de oro para los estafadores que ahora explotan la confianza generada en estos sistemas. Las víctimas suelen ser personas de todas las edades, aunque los datos indican que no son los mayores quienes más caen en estas trampas sino los jóvenes entre 25 y 40 años, precisamente por su mayor predisposición a interactuar con la tecnología en espacios públicos.