lunes, 12 mayo 2025

Este gesto ‘inocente’ que haces con la comida, la OMS dice que es un nido de bacterias

En el trajín diario de nuestras cocinas, hay costumbres que damos por sentadas, gestos casi automáticos que repetimos sin pensar en sus posibles consecuencias. Resulta que una de estas prácticas, aparentemente inofensiva y extendida en millones de hogares españoles, podría estar convirtiendo nuestros platos y utensilios en un caldo de cultivo para microorganismos indeseables, según advertencias que la OMS viene reiterando con preocupación. Este descuido, que muchos consideran menor, puede tener implicaciones más serias de lo que imaginamos para la salud de toda la familia, transformando el corazón del hogar en un inesperado foco de riesgo.

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La mayoría de las veces, la prisa o el desconocimiento nos llevan a cometer pequeños errores en la limpieza del menaje que, aunque no lo parezca, pueden tener un impacto directo en nuestra salud y la de nuestra familia. No se trata de generar una alarma innecesaria, sino de tomar conciencia sobre la importancia de unos hábitos de higiene correctos en un espacio tan sensible como es la cocina, el corazón de muchos hogares, y cómo un gesto tan cotidiano como el lavado de los platos, si no se realiza adecuadamente, puede ser la puerta de entrada a problemas que preferiríamos evitar.

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DESLICES COTIDIANOS: LOS ERRORES QUE CONVIERTEN TU VAJILLA EN UN BUFÉ BACTERIANO

Fuente Pexels

Uno de los errores más flagrantes y extendidos en la limpieza de la vajilla es el uso continuado de estropajos y bayetas que no se limpian y desinfectan con la regularidad necesaria, convirtiéndose ellos mismos en auténticos reservorios de gérmenes y focos de contaminación. Además, la utilización de agua a una temperatura inadecuada, generalmente demasiado fría para ser efectiva, y la escasa cantidad o calidad del detergente empleado, son factores que impiden una higienización completa y segura de los utensilios. Mucha gente cree que con un poco de espuma visual es suficiente, sin considerar la concentración necesaria del producto ni la temperatura del agua.

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Otro fallo habitual que contribuye a la proliferación bacteriana es el secado incorrecto de la vajilla; dejar los platos húmedos apilados en el escurridor durante demasiado tiempo o secarlos con paños de cocina que no están impolutos puede recontaminar lo que se acaba de lavar. La humedad residual, especialmente en los recovecos de platos, vasos y cubiertos, así como en las juntas de las tapas de los recipientes, es un imán para las bacterias que pueden haber sobrevivido al lavado o que provienen del propio paño de secado. La OMS también pone el foco en estos detalles aparentemente menores pero cruciales para la seguridad alimentaria.

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