Los patinetes eléctricos han llegado para quedarse, transformando el paisaje urbano de nuestras ciudades y ofreciendo una alternativa de movilidad ágil y, en apariencia, despreocupada. Sin embargo, esta aparente libertad de movimiento viene con una serie de normativas que la DGT se ha encargado de precisar, y cuyo desconocimiento puede salir muy caro, convirtiendo un trayecto rutinario en una pesadilla económica y legal.
No se trata de una advertencia baladí ni de un intento de sembrar el pánico entre los usuarios de estos Vehículos de Movilidad Personal (VMP), sino de una constatación de la realidad que muchos parecen ignorar. La Dirección General de Tráfico ha intensificado su labor informativa y de control, dejando claro que las calles no son el salvaje oeste y que los VMP, pese a su modernidad y apariencia lúdica, están sujetos a un corpus normativo tan serio como el de cualquier otro vehículo que circule por la vía pública.
2EL SEGURO DE PATINETE: ¿UN GASTO SUPERFLUO O TU MEJOR BAZA?
El debate sobre la obligatoriedad de un seguro de responsabilidad civil para los patinetes eléctricos sigue candente, generando no poca confusión entre los usuarios que buscan claridad. Si bien la DGT establece un marco general, son a menudo los ayuntamientos quienes desarrollan normativas más específicas que pueden incluir esta exigencia, creando un mosaico regulatorio que obliga a estar bien informado sobre lo que rige en cada localidad.
Independientemente de la obligatoriedad impuesta por la DGT o la normativa municipal específica de turno, contar con un seguro para nuestro VMP es una decisión que destila sentido común y previsión. Pensemos por un momento en los costes derivados de un accidente, daños materiales a terceros, lesiones a peatones o incluso al propio vehículo, que podrían suponer un desembolso económico astronómico en comparación con la prima anual de una póliza que cubra estas eventualidades.
