domingo, 11 mayo 2025

El peligro oculto en esa foto de tu billete de avión que subes a redes

La emoción de un viaje inminente, esa sensación de aventura que nos embarga justo antes de despegar, a menudo nos lleva a compartir instantáneas de nuestros preparativos en las redes sociales. Muchos sucumben a la tentación de publicar una foto del billete de avión, sin percatarse del todo de los riesgos que entraña ese gesto aparentemente inocente, que puede abrir la puerta a problemas inesperados. Esa imagen, que para nosotros simboliza el inicio de unas merecidas vacaciones o un importante desplazamiento profesional, puede convertirse en un festín de datos para ojos indiscretos y con intenciones aviesas.

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Lo que para la mayoría es un simple alarde de futuras vacaciones o un recuerdo anticipado de una escapada, para otros, con intenciones menos nobles, es una fuente de información valiosísima. Ese trozo de papel, o su equivalente digital, contiene mucho más que el destino y la hora de salida, y es precisamente esa información oculta la que puede convertir un acto de alegría en un verdadero quebradero de cabeza, afectando no solo a ese viaje concreto sino a nuestra seguridad digital en un sentido más amplio. Conviene, por tanto, pararse a pensar dos veces antes de darle al botón de «publicar» con esa tarjeta de embarque en primer plano.

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INFORMACIÓN A LA VISTA: MÁS ALLÁ DE LAS LÍNEAS NEGRAS

Fuente Pexels

No solo el código de barras es problemático; la información visible en el propio billete, como el nombre completo del pasajero, el localizador de la reserva (conocido como PNR o Record Name Locator), el número de vuelo, el destino, la fecha e incluso el número de asiento, es igualmente sensible. Estos datos, combinados con la información que solemos compartir abiertamente en nuestros perfiles sociales como fechas de ausencia o intereses, pueden permitir a un individuo malintencionado construir un perfil detallado de nuestros movimientos y hábitos, facilitando desde la suplantación de identidad hasta la planificación de un robo en nuestro domicilio mientras disfrutamos de ese viaje en avión.

Imaginemos que alguien conoce nuestro nombre completo y el destino de nuestro próximo vuelo gracias a esa foto del billete de avión. Con un poco de astucia y utilizando técnicas de ingeniería social, podría intentar contactar con la aerolínea o la agencia de viajes haciéndose pasar por nosotros, buscando obtener aún más información personal, cambiar el asiento, solicitar servicios especiales en nuestro nombre o incluso averiguar detalles de acompañantes si los hubiera, comprometiendo la privacidad de todo el grupo.

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