miércoles, 7 mayo 2025

El pueblo extremeño donde el ‘queso apestoso’ es un tesoro que te hará la boca agua, si eres valiente.

En un rincón de la tierra extremeña, entre dehesas y encinas centenarias, se esconde uno de los secretos gastronómicos mejor guardados de España. El queso apestoso que emana de las queserías tradicionales de Casar de Cáceres representa mucho más que un simple manjar: es historia viva, tradición centenaria y orgullo regional convertido en pasta cremosa. Los visitantes que se aventuran por primera vez a esta localidad cacereña suelen llegar atraídos por su famosa Torta del Casar, pero pocos están realmente preparados para la experiencia sensorial que les espera.

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Pocos productos gastronómicos españoles generan reacciones tan extremas como este tesoro lácteo extremeño. Su característica más distintiva, ese aroma penetrante que le ha valido el apelativo popular de queso apestoso, es precisamente lo que lo convierte en objeto de adoración para los paladares más exigentes y aventureros. Detrás de cada pieza elaborada en este pequeño municipio de apenas 4.000 habitantes hay siglos de tradición, un saber hacer transmitido de generación en generación y un proceso artesanal que desafía los métodos industriales modernos, manteniendo intacta la esencia de un producto que ha trascendido fronteras para convertirse en embajador de la gastronomía extremeña en el mundo.

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LA HISTORIA DETRÁS DEL MANJAR MALOLIENTE QUE CONQUISTÓ PALADARES EXIGENTES

La historia de este queso peculiar se remonta a tiempos inmemoriales, cuando los pastores de la zona descubrieron por casualidad el método para elaborarlo. En aquellos tiempos, los habitantes de Casar de Cáceres aprovechaban la leche de sus ovejas merinas y utilizaban cardos silvestres como cuajo natural, dando origen sin saberlo a uno de los productos más singulares del panorama quesero mundial, caracterizado por su pasta cremosa y su corteza arrugada. Este hallazgo accidental se transformó con el paso de los siglos en una tradición arraigada y en uno de los principales motores económicos de la localidad extremeña.

No fue hasta finales del siglo XX cuando el queso apestoso de esta región comenzó a ganar reconocimiento más allá de las fronteras locales. Las familias queseras de Casar de Cáceres mantuvieron durante generaciones los métodos tradicionales de elaboración, resistiendo a las presiones de industrialización y preservando un legado culinario que hoy constituye un tesoro protegido con Denominación de Origen desde 1992. Esta certificación no solo garantiza la calidad y autenticidad del producto, sino que ha servido como catapulta para proyectar internacionalmente un manjar que representa la esencia misma de la tierra extremeña y sus tradiciones ancestrales.

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