viernes, 9 mayo 2025

La costa de Alicante que no sabías que existía y que visitarás este verano, y es perfecta para tus fotos.

El Mediterráneo español esconde auténticos tesoros que, pese a su belleza deslumbrante, permanecen relativamente desconocidos para el turismo masivo. En la provincia de Alicante, entre acantilados y aguas cristalinas, se encuentra un rincón que parece sacado de una postal italiana: Villajoyosa. Con sus características casas de colores que se asoman al mar como un arcoíris urbano, este municipio costero representa uno de los secretos mejor guardados de la Costa Blanca, ofreciendo un escenario perfecto para quienes buscan autenticidad y belleza en sus fotografías vacacionales.

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Situada a apenas 32 kilómetros de la capital provincial, esta localidad marinera ha sabido conservar su esencia a lo largo de los siglos. Sus orígenes se remontan a la época romana, cuando ya era un importante enclave comercial, aunque fue durante el período medieval cuando comenzó a configurarse con la fisonomía que la caracteriza hoy. Las casas multicolores que tanto llaman la atención de los visitantes cumplen, de hecho, una función histórica: servían como referencia visual para que los pescadores pudieran identificar su hogar desde el mar, incluso en condiciones de poca visibilidad, convirtiendo la necesidad práctica en un sello de identidad que hoy fascina a los miles de turistas que descubren esta joya alicantina cada año.

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PLAYAS DE ENSUEÑO: EL COMPLEMENTO PERFECTO PARA TU ESCAPADA A ALICANTE

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El litoral de Villajoyosa se extiende a lo largo de más de 15 kilómetros, alternando calas recónditas con amplias playas de arena fina. La Playa Centro, situada justo frente al casco histórico, ofrece la estampa más icónica y fotografiada del municipio con las casas de colores como telón de fondo, creando un conjunto visual que parece diseñado específicamente para Instagram. Esta playa urbana, galardonada con la Bandera Azul que certifica su calidad, combina la comodidad de los servicios turísticos con el encanto tradicional del entorno.

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Para quienes buscan experiencias más tranquilas y naturales, calas como el Racó del Conill o la Cala Higuera proporcionan rincones de paz alejados del bullicio. Estas pequeñas calas, algunas solo accesibles tras breves caminatas entre pinares mediterráneos característicos del paisaje alicantino, conservan un estado casi virgen que resulta cada vez más difícil de encontrar en el litoral español. La transparencia de sus aguas y la riqueza de sus fondos marinos convierten estas zonas en lugares ideales para la práctica del snorkel, añadiendo un aliciente deportivo a la experiencia visual que supone visitar Villajoyosa en verano, cuando el clima de Alicante alcanza su máximo esplendor.

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