jueves, 8 mayo 2025

La clave WiFi que nunca debes poner: Es más común de lo que crees y muy peligrosa

El momento de configurar una red WiFi doméstica suele ser uno de esos trámites que realizamos con cierta despreocupación. Elegir una contraseña para la WiFi parece una tarea sencilla, pero esconde riesgos que a menudo ignoramos por completo. Los expertos en ciberseguridad llevan años advirtiendo sobre los peligros de utilizar determinados tipos de combinaciones que, aunque resultan cómodas de recordar, suponen una invitación abierta a posibles intrusos digitales.

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La facilidad con la que muchos usuarios optan por contraseñas predecibles constituye uno de los mayores problemas de seguridad en las redes domésticas actuales. Según los últimos estudios, más del 60% de los hogares españoles mantiene configuraciones de red vulnerables, exponiendo sus datos personales y dispositivos a amenazas que podrían evitarse con simples cambios en sus hábitos digitales. Esta situación, lejos de mejorar, se ha agravado con la proliferación de dispositivos conectados en cada hogar, convirtiendo la seguridad de la red WiFi en un asunto prioritario para cualquier usuario responsable.

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LAS CONTRASEÑAS MÁS VULNERABLES QUE SIGUEN UTILIZÁNDOSE EN REDES WIFI

Fuente: Freepik

Resulta sorprendente que, pese a las constantes advertencias sobre ciberseguridad, millones de hogares continúen usando combinaciones extremadamente predecibles para proteger sus redes. Las fechas de nacimiento encabezan este dudoso ranking de vulnerabilidad, constituyendo casi un 30% de todas las contraseñas WiFi comprometidas en el último año según datos de la Oficina de Seguridad del Internauta. Esta práctica, tan extendida como arriesgada, permite a cualquier persona con mínimos conocimientos sobre sus víctimas acceder a redes supuestamente privadas en cuestión de minutos.

Los nombres propios, especialmente los de familiares cercanos o mascotas, ocupan el segundo lugar en esta lista de imprudencias digitales. El problema se amplifica cuando estos nombres van seguidos de números secuenciales como «1234» o el año de nacimiento, creando patrones tan fácilmente detectables que los programas de descifrado automatizado pueden romperlos en menos de cinco minutos mediante ataques de diccionario. La combinación de información personal fácilmente obtenible con secuencias numéricas obvias convierte estas contraseñas WiFi en verdaderas puertas abiertas para ciberdelincuentes con intenciones maliciosas.

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