viernes, 9 mayo 2025

Si tienes un hormigueo en las piernas no es cansancio, tu cuerpo te grita que tienes este problema oculto

Esa sensación de cosquilleo o entumecimiento en las extremidades inferiores suele descartarse como simple fatiga tras una larga jornada. El hormigueo en las piernas representa, sin embargo, una señal de alerta que nuestro organismo envía cuando algo no funciona correctamente, pudiendo esconder problemas de salud que requieren atención inmediata. Muchas personas normalizan estas molestias adjudicándolas al cansancio cotidiano, sin ser conscientes de que podrían estar ignorando síntomas de condiciones médicas más complejas.

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Durante años, los especialistas han insistido en la importancia de prestar atención a estas manifestaciones corporales aparentemente inofensivas. Las extremidades inferiores constituyen un reflejo del estado general de nuestro sistema circulatorio y nervioso, actuando como indicadores tempranos de diversos trastornos. Los médicos advierten que desestimar persistentemente esa sensación de «piernas dormidas» podría retrasar diagnósticos importantes, complicando el abordaje de enfermedades subyacentes que, tratadas a tiempo, tendrían soluciones más sencillas y efectivas.

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ENFERMEDADES AUTOINMUNES: CUANDO EL CUERPO SE ATACA A SÍ MISMO

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Patologías como la esclerosis múltiple atacan el sistema nervioso central, dañando progresivamente la mielina que recubre los nervios. Esta desmielinización altera la conducción normal de los impulsos nerviosos, manifestándose frecuentemente como hormigueo en diferentes partes del cuerpo, incluidas las piernas, que aparece y desaparece de forma errática. Este síntoma suele presentarse en fases tempranas de la enfermedad, siendo a menudo subestimado hasta que aparecen manifestaciones más evidentes como problemas de coordinación o visión.

El lupus eritematoso sistémico y otras enfermedades autoinmunes también pueden provocar neuropatías periféricas que se manifiestan como hormigueo persistente. Cuando el sistema inmunitario ataca equivocadamente los tejidos nerviosos periféricos, se produce inflamación y daño que altera la transmisión normal de las señales nerviosas. Los pacientes describen una sensación de hormigueo que comienza habitualmente en los dedos de los pies y asciende progresivamente, acompañada de episodios de dolor punzante que no responde bien a analgésicos convencionales y tiende a empeorar durante los brotes de actividad de la enfermedad autoinmune. El diagnóstico temprano resulta crucial para implementar tratamientos inmunosupresores que frenen el daño nervioso y alivien el hormigueo asociado.

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