El cardenal Robert Francis Prevost, uno de los favoritos a ser escogido como cabeza de la Iglesia católica, ha escogido el nombre de León XIV para la nueva etapa. Tras dos jornadas de votaciones, los cardenales menores de 80 años han escogido al Papa número 267 de su historia. Se trata del primer Papa norteamericano. Prevost tiene 69 años.
La fumata blanca mostraba la señal tan esperada tras la muerte de Francisco. De la chimenea instalada en la Capilla Sixtina salía el humo blanco para anunciar la elección. Tras cuatro votaciones, los cardenales electores han alcanzado un acuerdo, para el que necesitan dos tercios del quórum total.
El Sucesor de Pedro en la Tierra dará así una etapa continuista, con un posible apertura en Asia dado el trabajo incansable de Prevost en la zona. Eso sí, podría visitar también China y Vietnam, países con los que ha trabajado.
EN SOLO DOS DÍAS Y SEIS DELIBERACIONES
El cardenal protodiácono se ha encargado de anunciar el nuevo nombre. Desde el balcón de la basílica de San Pedro, Dominique Gambetti ha pronunciado las palabras «Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam», para acto seguido nombrar al sucesor de Francisco.
Prevost no está habituado a la vida pública. Se muestra esquivo con las cámaras y no busca ser protagonista de ninguna historia. Es una persona, tal y como lo definen los Agustinos, de templanza y serenidad. Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos hace apenas dos años. Está considerado como el «número 2» durante la etapa de Francisco.
EL PRIMER PAPA ESTADOUNIDENSE
Se trata de una persona que ha sido nombrada cardenal en muy poco tiempo y es miembro de la Doctrina de la Fedel núcleo de decisiones más delicadas del Vaticano. Y no es casualidad. Francisco no solo le puso al frente de uno de los departamentos más estratégicos de la Curia; también le hizo cardenal en tiempo récord y se aseguró de integrarle como miembro de Doctrina de la Fe.
«La Paz esté con vosotros», ha señalado León XIV en su primera intervención. «Esta es la Paz de Cristo resucitado, una paz desarmada, humilde, proviene de Dios, que nos ama de forma incondicional. Seguimos conservando esa voz débil y valiente del Papa Francisco, que bendijo al mundo esa mañana de Pascua», ha dicho.
Así ha pedido unidad en la mano de Dios y pide a los católicos seguir la luz de Cristo. «Ayudádnos a construir puentes mediante el diálogo y el encuentro. Gracias al Papa Francisco», ha afirmado.
