Conducir por las grandes urbes españolas, y Madrid no es una excepción, se ha convertido en una suerte de yincana donde la pericia al volante compite con la necesidad de descifrar un entramado normativo cada vez más enrevesado. A menudo, la atención se centra en las señales verticales, esos postes que nos alertan de peligros o prohibiciones, pero existe otra señal de tráfico
mucho más sutil, casi invisible para el conductor apresurado, que yace directamente bajo nuestras ruedas y cuya ignorancia puede salir muy cara.
Hablamos, cómo no, de las marcas viales, esa pintura que delimita carriles, indica direcciones o restringe accesos, y que, pese a su aparente modestia, tiene la misma validez legal que sus homólogas metálicas. El desconocimiento o la simple distracción ante estas indicaciones horizontales, especialmente en zonas de circulación restringida como los carriles bus-VAO, está llevando a muchos conductores madrileños a enfrentarse a sanciones económicas que rondan los doscientos euros, una cifra nada despreciable que nos obliga a prestar mucha más atención al asfalto que pisamos.
3EL BUS-VAO MADRILEÑO: TERRITORIO COMANDA Y FUENTE DE SANCIONES

Uno de los ejemplos más flagrantes donde la confusión o el despiste ante una señal de tráfico
horizontal se traduce en multas es el uso indebido de los carriles reservados para autobuses y vehículos de alta ocupación, los conocidos como carriles bus-VAO. Estos viales, delimitados por una marca longitudinal continua o discontinua más ancha de lo normal y a menudo acompañados de la inscripción «BUS-VAO» pintada repetidamente, están diseñados para agilizar el transporte público y fomentar el uso compartido del vehículo privado, pero su acceso está estrictamente regulado.
La tentación de utilizar estos carriles para sortear un atasco es grande, pero las consecuencias económicas son igualmente considerables, con sanciones que ascienden a los doscientos euros por circular por ellos sin cumplir los requisitos de ocupación mínima o sin ser un vehículo autorizado. Las cámaras de vigilancia y los controles policiales son cada vez más eficientes en la detección de estas infracciones, lo que convierte a estos tramos en auténticos puntos negros recaudatorios para los conductores menos informados o para aquellos que deciden arriesgarse pensando que no serán detectados al ignorar una señal de tráfico
tan específica.