Conducir por las grandes urbes españolas, y Madrid no es una excepción, se ha convertido en una suerte de yincana donde la pericia al volante compite con la necesidad de descifrar un entramado normativo cada vez más enrevesado. A menudo, la atención se centra en las señales verticales, esos postes que nos alertan de peligros o prohibiciones, pero existe otra señal de tráfico
mucho más sutil, casi invisible para el conductor apresurado, que yace directamente bajo nuestras ruedas y cuya ignorancia puede salir muy cara.
Hablamos, cómo no, de las marcas viales, esa pintura que delimita carriles, indica direcciones o restringe accesos, y que, pese a su aparente modestia, tiene la misma validez legal que sus homólogas metálicas. El desconocimiento o la simple distracción ante estas indicaciones horizontales, especialmente en zonas de circulación restringida como los carriles bus-VAO, está llevando a muchos conductores madrileños a enfrentarse a sanciones económicas que rondan los doscientos euros, una cifra nada despreciable que nos obliga a prestar mucha más atención al asfalto que pisamos.
5CONDUCIR CON PRECAUCIÓN: INTERPRETANDO EL LENGUAJE DEL ASFALTO

En definitiva, la carretera nos habla constantemente a través de un complejo código de señales, y las marcas viales son una parte esencial e ineludible de ese lenguaje. Ignorarlas, ya sea por desconocimiento, por distracción o por una malentendida sensación de impunidad, no solo nos expone a sanciones económicas que pueden afectar seriamente nuestro bolsillo, sino que también compromete la seguridad vial y la fluidez del tráfico para todos los usuarios. La correcta interpretación de cada señal de tráfico
es, por tanto, una responsabilidad compartida.
La clave para evitar estas multas «invisibles» radica en una combinación de atención constante, un conocimiento actualizado del código de circulación y una actitud de respeto hacia todas las normas, incluidas aquellas que se dibujan bajo nuestros neumáticos. Refrescar periódicamente nuestros conocimientos sobre el significado de cada señal de tráfico
horizontal y, sobre todo, mantener una actitud vigilante al volante, especialmente en entornos urbanos complejos y cambiantes como el de Madrid, son las mejores herramientas para circular con tranquilidad y evitar que una simple línea pintada en el suelo nos amargue el día con una inesperada y costosa notificación.