Los macarons franceses son mucho más que un simple dulce. Son pequeñas joyas de la pastelería que combinan elegancia, sabor y tradición. Originarios de Francia, estos pastelitos redondos de superficie lisa y textura crujiente por fuera pero suave por dentro han conquistado el mundo entero. Su delicado equilibrio entre lo visual y lo gustativo los convierte en un capricho irresistible, ideal para regalar, para acompañar un café o simplemente para darse un gusto especial.
Con colores que van del pastel al vibrante, y rellenos que varían entre ganache de chocolate, crema de mantequilla o confituras, los macarons franceses pueden adaptarse a todos los gustos. Prepararlos en casa puede parecer un reto, pero con los ingredientes adecuados y un poco de paciencia, es posible trasladar un pedacito de París a la mesa del comedor. A continuación, se detallan los pasos para lograrlo.
2Preparación paso a paso de este delicioso manjar

El primer paso para preparar macarons franceses es batir las claras a punto de nieve, añadiendo poco a poco el azúcar blanco hasta obtener un merengue firme y brillante. En otro bol, se mezclan la harina de almendra y el azúcar glas, previamente tamizados. Esta mezcla seca se incorpora con suavidad al merengue con movimientos envolventes, lo que se conoce como macaronage. El resultado debe ser una masa homogénea y ligeramente fluida, capaz de formar picos que se deshacen lentamente.
Con la ayuda de una manga pastelera, se forman pequeños círculos sobre papel de hornear y se dejan reposar al aire libre durante al menos 30 minutos, hasta que la superficie deje de pegarse al tacto. Luego, se hornean a 150°C durante 12-15 minutos. Una vez fríos, se rellenan con la crema elegida y se unen formando los característicos “sandwiches” dulces. Lo ideal es dejarlos reposar en la nevera 24 horas antes de consumir, para que los sabores se asienten.