Los propietarios de vehículos en España enfrentan a diario el riesgo de ser sancionados por descuidos que, aunque parezcan insignificantes, no pasan desapercibidos para los agentes de tráfico. La DGT mantiene una vigilancia constante sobre el estado de los coches que circulan por nuestras carreteras, imponiendo multas que pueden superar los 200 euros por fallos que muchos conductores consideran menores. Estas sanciones no solo afectan al bolsillo, sino que también pueden tener consecuencias en la seguridad vial y, en casos extremos, derivar en la inmovilización del vehículo.
El mantenimiento adecuado del automóvil es una responsabilidad que va más allá de la simple comodidad o estética, pues representa un factor determinante en la prevención de accidentes. Los organismos de tráfico, conscientes de que pequeños defectos técnicos pueden provocar situaciones de alto riesgo, han intensificado los controles rutinarios en vías urbanas e interurbanas. No es casualidad que la DGT haya incrementado en un 15% las campañas de vigilancia específicas durante el último año, dejando claro que no hay margen para la negligencia cuando se trata de la seguridad al volante.
4FRENOS EN MAL ESTADO: JUGARSE LA VIDA CADA VEZ QUE PISAS EL PEDAL

El sistema de frenado representa uno de los elementos críticos para la seguridad activa del vehículo, y su deterioro implica riesgos inaceptables que la DGT penaliza con contundencia. Circular con pastillas desgastadas, discos en mal estado o con fugas en el circuito hidráulico puede acarrear multas superiores a 200 euros, además de la inmovilización inmediata del vehículo hasta que se subsane la deficiencia. Los especialistas en seguridad vial advierten que aproximadamente un 20% de los accidentes por fallos mecánicos están directamente relacionados con sistemas de freno deficientes. Los indicadores de desgaste, diseñados para alertar mediante ruidos característicos cuando las pastillas han alcanzado su límite, suelen ser ignorados por muchos conductores hasta que la capacidad de frenado se ve seriamente comprometida.
La DGT recomienda revisar el estado del sistema de frenado al menos cada 15.000 kilómetros o ante cualquier comportamiento anómalo como vibraciones al frenar, ruidos metálicos o aumento de la distancia de frenado. Las inspecciones técnicas ponen especial énfasis en este apartado, realizando pruebas específicas en bancos de rodillos para medir la eficacia del sistema. Los fabricantes, respondiendo a la creciente preocupación por la seguridad activa en los vehículos modernos, han incorporado sistemas electrónicos de distribución de frenada y asistentes que optimizan la presión ejercida en situaciones de emergencia. Sin embargo, estos avances tecnológicos no sustituyen la responsabilidad del propietario de mantener todos los componentes en perfecto estado.