martes, 13 mayo 2025

El error que comete el 90% al ducharse en verano, y perjudica tu piel

El verano trae consigo una serie de cambios en nuestra rutina diaria que afectan desde lo que comemos hasta cómo nos refrescamos. La forma de ducharse durante esta época estival sufre importantes modificaciones respecto al resto del año, principalmente debido a las altas temperaturas y al sudor que estas generan. Muchos especialistas en dermatología señalan que existen errores habituales en nuestros hábitos de ducha veraniegos que pueden dañar seriamente la barrera cutánea, provocando sequedad, irritación e incluso problemas más serios a largo plazo.

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Durante los meses de calor, el número de duchas diarias aumenta considerablemente, algo que parece lógico pero que esconde diversas problemáticas para la salud de nuestra piel. Los dermatólogos advierten que el 90% de la población comete errores fundamentales al ducharse en verano, desde la elección incorrecta de la temperatura del agua hasta el uso de productos inadecuados o el tiempo excesivo bajo el chorro. Estos hábitos aparentemente inofensivos pueden derivar en alteraciones del pH natural de la piel y eliminar la capa protectora de sebo que nos protege frente a agentes externos, lo que explica por qué muchas personas notan su piel más tirante, escamosa o incluso con picores tras la época estival.

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EL SECADO INADECUADO: EL ERROR FINAL AL DUCHARSE

Fuente: Freepik

Tras ducharse, muchas personas cometen el último error crucial para la salud de su piel: un secado inadecuado. Durante el verano, la sensación de frescor que proporciona dejar la piel ligeramente húmeda resulta tentadora, pero puede tener consecuencias negativas. La evaporación del agua residual sobre la superficie cutánea provoca un efecto rebote de sequedad al arrastrar consigo la humedad natural de las capas superficiales de la epidermis, generando tirantez, descamación y en ocasiones picor, especialmente en zonas sensibles como piernas o brazos.

Por el contrario, frotar enérgicamente la piel con la toalla para eliminar hasta la última gota de humedad tampoco resulta beneficioso. Este gesto habitual tras ducharse en verano genera microabrasiones en la superficie cutánea que pueden derivar en irritaciones, especialmente en pieles sensibles o atópicas. Los dermatólogos recomiendan secar la piel mediante ligeros toques con una toalla de algodón suave, prestando especial atención a los pliegues como ingles o axilas donde la humedad residual puede favorecer el desarrollo de hongos, y aplicar inmediatamente después un producto hidratante que selle la humedad aportada por la ducha y refuerce la barrera cutánea, idealmente con ingredientes como la ceramidas, la glicerina o el ácido hialurónico que atraen y retienen el agua en la epidermis.

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