martes, 13 mayo 2025

La OMS alerta sobre este alimento que adoras en verano y que es un foco de bacterias si no tienes cuidado

Llega el calor, los días se alargan y con ellos las ganas de disfrutar de comidas al aire libre, de tapas en terrazas y de esos platos veraniegos que tanto nos apetecen. Sin embargo, esta época de disfrute gastronómico puede traer consigo ciertos riesgos si no prestamos la debida atención, especialmente con preparaciones caseras que involucran ingredientes delicados; de hecho, la OMS lleva tiempo advirtiendo sobre los peligros asociados a la manipulación incorrecta de alimentos, un tema que cobra especial relevancia cuando las temperaturas suben y las bacterias encuentran el caldo de cultivo perfecto para proliferar, convirtiendo un manjar en una potencial amenaza para nuestra salud.

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Las alertas sanitarias no son caprichos de organismos internacionales, sino herramientas fundamentales para la prevención de enfermedades transmitidas por alimentos, algo que a menudo pasamos por alto en el relajado ambiente estival. Solemos confiar en nuestras costumbres, en esas recetas familiares que han pasado de generación en generación, sin pararnos a pensar que las condiciones de conservación y los conocimientos sobre seguridad alimentaria han evolucionado. Es precisamente uno de esos platos estrella del verano, delicioso y versátil, el que se encuentra en el punto de mira por su facilidad para convertirse en un foco de bacterias si no se extreman las precauciones, recordándonos que el placer culinario nunca debe estar reñido con la prudencia y el conocimiento.

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SALMONELA, LA INVITADA INDESEADA A TU MESA ESTIVAL

Fuente Freepik

Cuando hablamos de los peligros de la mayonesa casera en verano, un nombre propio resuena con fuerza: Salmonella. Esta bacteria, omnipresente en el tracto intestinal de muchos animales, incluidas las aves de corral, puede contaminar la superficie de la cáscara del huevo o, en algunos casos, encontrarse incluso en el interior de huevos aparentemente intactos y frescos. Una vez que la bacteria entra en contacto con la yema, especialmente si esta no se somete a un proceso de cocción que alcance la temperatura adecuada para eliminarla, comienza un festín invisible pero potencialmente dañino para quien consuma el alimento contaminado, como bien ha documentado la OMS en múltiples informes sobre seguridad alimentaria.

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Los síntomas de la salmonelosis son de sobra conocidos y nada agradables: aparición brusca de fiebre, dolor abdominal, diarrea, náuseas y, a veces, vómitos, generalmente entre 6 y 72 horas después de la ingesta del alimento contaminado. Aunque la mayoría de las personas se recuperan en pocos días sin necesidad de tratamiento específico, más allá de una buena hidratación, la infección puede ser más severa en grupos de riesgo, llegando a requerir hospitalización e incluso, en casos extremos y poco frecuentes, pudiendo tener consecuencias fatales. La OMS estima que las enfermedades diarreicas, entre las que se cuenta la salmonelosis, son una causa importante de morbilidad a nivel global, subrayando la importancia de la prevención.

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