martes, 3 junio 2025

La carretera de Mallorca que te lleva literalmente al fin del mundo

La sensación de libertad que invade al conductor cuando enfila por primera vez esta sinuosa vía es indescriptible. Mallorca esconde entre sus tesoros naturales una carretera que desafía a la imaginación y transporta a sus visitantes hasta lo que parece literalmente el fin del mundo conocido. El trayecto hacia el Cap de Formentor no es simplemente un recorrido turístico más en la isla balear, sino una experiencia sensorial completa que combina adrenalina, contemplación y asombro a partes iguales.

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Los aproximadamente 20 kilómetros que separan Pollença del faro de Formentor representan uno de los itinerarios más espectaculares del Mediterráneo. Con cada curva que se supera, el visitante es testigo de un paisaje que parece sacado de una postal idealizada, donde el intenso azul del mar contrasta con el verde de los pinos y el gris plateado de los acantilados que se precipitan vertiginosamente hacia el agua. Quienes se aventuran por esta ruta comprenden rápidamente por qué este rincón de Mallorca ha cautivado durante décadas a artistas, escritores y viajeros en busca de inspiración.

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EL FARO DE FORMENTOR: EL VERDADERO FIN DEL MUNDO

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El tramo final de esta increíble carretera de Mallorca reserva al conductor la experiencia más intensa. Los últimos kilómetros hasta alcanzar el faro de Formentor transcurren por un paisaje cada vez más agreste y despoblado, donde la sensación de aproximarse literalmente al fin del mundo se intensifica con cada curva. El asfalto se estrecha, las barreras de protección parecen insuficientes ante el abismo que se abre a ambos lados de la calzada y el viento golpea con fuerza los vehículos en los días más revueltos.

La recompensa llega cuando por fin se alcanza el faro, construido en 1863 sobre un acantilado de 210 metros de altura. Esta construcción blanca, que ha guiado durante más de 150 años a los navegantes que surcan las aguas entre Mallorca y Menorca, marca el punto más oriental de la isla y se ha convertido en símbolo indiscutible de Formentor. La sensación de encontrarse en el extremo del continente, con solo mar hasta donde alcanza la vista, justifica plenamente el sobrenombre de «carretera al fin del mundo» que recibe esta ruta única en Mallorca.

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