Las carreteras españolas son un escenario cotidiano donde miles de conductores se desplazan cada día, asumiendo que conocen todas las normas y posibles sanciones. Sin embargo, existe una normativa, a menudo relegada al olvido o mal interpretada, que puede acarrear una multa considerable y la pérdida de puntos del carné, tal como recuerda la DGT con insistencia. Hablamos de un elemento de seguridad tan básico como el chaleco reflectante, cuya correcta ubicación y uso en caso de emergencia no es un asunto menor para la seguridad vial ni para nuestro bolsillo.
El desconocimiento o la simple dejadez respecto a dónde y cómo debemos llevar este chaleco puede transformarse en una desagradable sorpresa si nos vemos obligados a detener el vehículo en la calzada o el arcén. No se trata solo de tenerlo, sino de poder acceder a él sin bajarse del coche, una exigencia lógica que busca proteger al conductor en una situación de vulnerabilidad extrema. Ignorar esta premisa, que parece un detalle sin importancia, puede suponer una sanción económica de 200 euros y, lo que a muchos más duele, la retirada de tres puntos del permiso de conducir, una medida que subraya la gravedad que las autoridades otorgan a este descuido.
1LA LETRA PEQUEÑA DE LA SEGURIDAD VIAL QUE PICA EN EL BOLSILLO

La normativa de tráfico es extensa y, en ocasiones, compleja, pero ciertos elementos son pilares fundamentales de la seguridad activa y pasiva al volante. El chaleco reflectante es uno de esos elementos obligatorios que, junto con los triángulos de preseñalización de peligro (o la más reciente luz V-16), conforman el kit básico de emergencia que todo vehículo debe portar. La sanción por no llevarlo accesible no es una ocurrencia caprichosa, sino una respuesta directa a la necesidad de garantizar la visibilidad del conductor fuera del vehículo en condiciones adversas o de emergencia, minimizando así el riesgo de atropello, uno de los dramas más recurrentes en nuestras carreteras y que la DGT intenta atajar.
Mucha gente guarda el chaleco en el maletero, junto a la rueda de repuesto o las herramientas, pensando que cumple con la obligación de llevarlo a bordo. Craso error. El Reglamento General de Vehículos es claro al respecto: debe estar al alcance del conductor desde su asiento, para que pueda ponérselo antes de abandonar el habitáculo. Por tanto, lugares como la guantera, los huecos de las puertas o bajo el asiento son los emplazamientos idóneos, mientras que el maletero invalida su utilidad inmediata y nos expone directamente a la multa de 200 euros y la detracción de puntos, una consecuencia económica y administrativa que evidencia la importancia de este gesto preventivo promovido por la DGT.