jueves, 15 mayo 2025

Lo que la OMS llama el ‘asesino silencioso’ en tu dieta: Te quita años de vida sin que te des cuenta

Vivimos rodeados de tentaciones culinarias, muchas de ellas placenteras pero potencialmente dañinas a largo plazo. Lo que la OMS denomina el ‘asesino silencioso’ no es una sustancia exótica ni un contaminante industrial, sino un ingrediente omnipresente que socava nuestra salud día tras día de forma casi imperceptible: el azúcar añadido oculto en una miríada de productos procesados que llenan las estanterías de nuestros supermercados. Este enemigo invisible actúa con sigilo, restándonos años y calidad de vida sin que apenas reparemos en su presencia constante hasta que, a menudo, ya es demasiado tarde para evitar sus consecuencias más severas.

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La clave de su peligrosidad reside precisamente en su carácter oculto, ya que no hablamos solo del azúcar que añadimos conscientemente al café o a un postre, sino de cantidades ingentes camufladas en productos que consideramos básicos o incluso saludables, desde el pan de molde hasta las salsas o los yogures. La industria alimentaria lo utiliza masivamente para mejorar el sabor, la textura y la conservación de sus productos, convirtiéndolo en un componente ubicuo difícil de esquivar si no se presta una atención minuciosa a lo que comemos. Es esta omnipresencia silenciosa la que lo convierte en una amenaza real para la salud pública a nivel global, un desafío reconocido por entidades sanitarias internacionales.

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LA TRAMPA DE LO ‘LIGHT’ Y ‘SALUDABLE’: MÁS AZÚCAR DEL QUE PIENSAS

Fuente Pexels

Paradójicamente, muchos de los productos que se comercializan bajo la etiqueta de ‘light’, ‘bajo en grasa’ o ‘saludable’ pueden ser trampas nutricionales que esconden cantidades elevadas de azúcar añadido, una estrategia utilizada por la industria para compensar la pérdida de sabor y textura que conlleva la reducción de grasas. El consumidor, confiado en el reclamo publicitario, puede acabar ingiriendo más azúcar del que tomaría con la versión original del producto, creyendo erróneamente que está haciendo una elección más beneficiosa para su salud. Es fundamental leer siempre la lista de ingredientes y la tabla nutricional completa, no fiándose únicamente de los mensajes destacados en el envase.

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Esta confusión se ve alimentada por estrategias de marketing muy estudiadas que apelan a nuestro deseo de cuidarnos, utilizando imágenes de naturaleza, personas activas o mensajes ambiguos que sugieren propiedades beneficiosas inexistentes. Productos como barritas energéticas, bebidas vegetales azucaradas, zumos envasados (incluso los ‘sin azúcares añadidos’ que contienen los naturalmente presentes en la fruta concentrada) o cereales ‘fitness’ pueden ser auténticas bombas de azúcar disfrazadas. Las recomendaciones de la OMS sobre publicidad alimentaria dirigida a niños intentan poner coto a estas prácticas engañosas, pero la vigilancia debe ser constante por parte del consumidor adulto.

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