Las noches de insomnio y desasosiego pueden esconder más que una simple molestia pasajera. Las sensaciones de picor que asaltan tus piernas cuando intentas conciliar el sueño, lejos de ser un simple caso de piel seca, podrían estar revelando problemas de salud subyacentes que conviene no ignorar. Este picor nocturno que tanto desespera puede ser la forma en que nuestro organismo nos alerta sobre alteraciones que requieren atención profesional y un diagnóstico adecuado.
La intensidad del picor suele aumentar con la llegada de la noche, precisamente cuando el cuerpo busca reposo. Detrás de esa incomodidad persistente que obliga a rascarse y moverse constantemente, pueden ocultarse desde trastornos neurológicos hasta problemas vasculares, pasando por desequilibrios metabólicos que necesitan tratamiento específico. No se trata de una cuestión estética o de confort, sino de señales que nuestro cuerpo emite para comunicar que algo no funciona correctamente en sistemas tan importantes como el circulatorio o el neurológico.
1EL SÍNDROME DE PIERNAS INQUIETAS: CUANDO EL DESCANSO SE VUELVE IMPOSIBLE
El síndrome de piernas inquietas (SPI) afecta a cerca del 10% de la población española, aunque muchos casos permanecen sin diagnosticar durante años. Esta condición neurológica se caracteriza por una necesidad irresistible de mover las extremidades inferiores, acompañada frecuentemente de sensaciones desagradables como hormigueo, quemazón o picor intenso. Los síntomas empeoran durante períodos de inactividad y se intensifican especialmente por la noche, lo que provoca graves trastornos del sueño e impacta negativamente en la calidad de vida de quienes lo padecen.
La causa exacta del SPI continúa siendo objeto de investigación, aunque los expertos apuntan a alteraciones en la forma en que el cerebro procesa la dopamina, un neurotransmisor fundamental para el control del movimiento. También existen factores genéticos implicados, ya que aproximadamente la mitad de los pacientes tiene antecedentes familiares de esta condición. El déficit de hierro, las alteraciones hormonales durante el embarazo o ciertas enfermedades crónicas como la diabetes o la insuficiencia renal pueden desencadenar o agravar este picor nocturno que tanto dificulta conciliar el sueño y mantenerlo durante toda la noche.