‘Supervivientes 2025’ no deja de dar titulares. En esta edición, las polémicas no solo giran en torno a las pruebas extremas o los conflictos entre concursantes, sino también a los privilegios que algunos participantes acumulan gala tras gala. Anita y Montoya, una de las exparejas más mediáticas del reality, se han convertido en el foco de las críticas por parte de los seguidores del programa. Su presencia constante en las recompensas y su falta de generosidad con los compañeros ha levantado ampollas entre la audiencia, que no ha tardado en alzar la voz en redes sociales.
El último desencadenante ha sido la decisión de Álvaro Muñoz Escassi en la gala dominical presentada por Sandra Barneda. Tras ganar una prueba, el jinete tuvo que elegir a cuatro compañeros para compartir una barbacoa de lujo. Entre los seleccionados, cómo no, estaban Anita y Montoya. La elección, lejos de pasar desapercibida, ha provocado una oleada de indignación, especialmente porque ambos ya habían disfrutado recientemente de una cena romántica a solas, algo que sus compañeros no han tenido ni cerca.
1El favoritismo que no pasa desapercibido en ‘Supervivientes 2025’

La presencia de Anita y Montoya en cada recompensa de ‘Supervivientes 2025’ ha dejado de parecer casual para gran parte de la audiencia. Muchos apuntan a una especie de protección editorial hacia la expareja que, según ellos, está condicionando el desarrollo del concurso. El hecho de que ambos hayan disfrutado de dos banquetes consecutivos en apenas unos días ha encendido aún más los ánimos, sobre todo porque no mostraron ni el más mínimo gesto de solidaridad con sus compañeros, quienes llevan semanas sobreviviendo con apenas arroz y coco.
Los seguidores del reality no han tardado en expresar su malestar en redes sociales. Comentarios como “Anita y Montoya comen más que los ganadores de las pruebas” o “¿Hasta cuándo les van a regalar momentos de confort?” se han multiplicado en X e Instagram. Muchos consideran que, tras la cena romántica de la semana anterior, lo más justo habría sido que renunciaran a la barbacoa en favor de otros compañeros que no han probado bocado en días. Sin embargo, su silencio y disfrute sin reparos ha sido entendido por el público como un gesto egoísta.