miércoles, 14 mayo 2025

Las Bardenas Reales: el desierto ‘marciano’ de Navarra que te hará creer que estás en otro planeta

Adentrarse en el paisaje árido y erosionado de las Bardenas Reales supone una experiencia sensorial que transporta instantáneamente a escenarios dignos de películas de ciencia ficción. Este paraje único en el norte de España fascina por sus formaciones geológicas caprichosas, sus barrancos profundos y sus extensas llanuras que contrastan radicalmente con la imagen típica que tenemos de Navarra. Los colores ocres, marrones y rojizos dominan este paisaje lunar que cada año atrae a miles de visitantes nacionales e internacionales buscando experimentar la extraña belleza de este desierto español.

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El origen de las Bardenas Reales se remonta a millones de años atrás, cuando la erosión comenzó a tallar pacientemente este espectacular territorio. Con una superficie de más de 42.000 hectáreas, este enclave natural protegido desde 1999 alberga tres zonas diferenciadas: El Plano, La Bardena Blanca y La Negra, cada una con características propias que convierten este parque natural en un mosaico paisajístico excepcional. La singularidad de este espacio ha servido de inspiración a numerosos cineastas y ha sido escenario de importantes producciones cinematográficas y televisivas que han contribuido a su popularidad creciente.

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EL ORIGEN GEOLÓGICO DE LAS BARDENAS REALES: UN VIAJE DE MILLONES DE AÑOS

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Para comprender la singular morfología de las Bardenas Reales hay que remontarse al periodo terciario, cuando esta zona era una gran cuenca sedimentaria donde los ríos depositaban materiales procedentes de la erosión de los Pirineos. El resultado de estos procesos geológicos ha dado lugar a un paisaje estratificado donde se alternan capas de arcillas, yesos y areniscas de diferentes durezas y composiciones. La acción continuada del agua y el viento durante millones de años, junto con la ausencia de vegetación protectora en gran parte del territorio, ha esculpido las formas caprichosas que hoy podemos admirar.

Los contrastes de este paisaje semidesértico sorprenden incluso al visitante más experimentado. Las Bardenas Reales presentan una morfología única en Europa, con zonas completamente planas que se interrumpen bruscamente por barrancos profundos y cerros testigo como el emblemático Castildetierra, auténtico símbolo de este parque natural navarro. La escasa precipitación anual, que apenas supera los 400 mm concentrados principalmente en primavera y otoño, contribuye a mantener ese aspecto árido y erosionado que tanto recuerda a paisajes de otro planeta.

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