La publicidad engañosa ha colonizado las estanterías de los supermercados con productos que prometen ser saludables, pero esconden una realidad muy distinta. Según la OMS, existe una categoría de alimentos procesados que, pese a su imagen de saludables, representan un peligro silencioso para nuestra salud a largo plazo, contribuyendo al incremento de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, hipertensión y obesidad.
Hace décadas que la industria alimentaria perfecciona sus técnicas de marketing, envolviendo productos altamente procesados en un halo de salud mediante etiquetas verdes, mensajes sobre beneficios nutricionales y envases que sugieren naturalidad. Esta estrategia ha logrado confundir incluso a los consumidores más conscientes, quienes buscan mejorar su alimentación pero caen en la trampa de estos ultraprocesados disfrazados, un fenómeno que preocupa enormemente a los expertos de la OMS por sus consecuencias a nivel global.
3PAN INTEGRAL Y CRACKERS: EL ENGAÑO ESTÁ EN LA ETIQUETA

El pan y los productos horneados «integrales» también forman parte de este grupo de alimentos potencialmente engañosos según los criterios de la OMS. Muchos panes etiquetados como integrales contienen harinas refinadas en mayor proporción que la harina integral, además de aditivos, conservantes y azúcares añadidos. Un estudio reciente mostró que algunos panes de molde integrales pueden contener hasta 7 ingredientes artificiales, alejándolos considerablemente de lo que sería un producto verdaderamente integral y natural, aunque su aspecto oscuro y semillas superficiales sugieran lo contrario.
Las crackers y galletas promocionadas como opciones saludables o bajas en grasa tampoco escapan al escrutinio de los expertos de la OMS. Estos productos suelen compensar la reducción de grasa con mayores cantidades de azúcares, almidones modificados y potenciadores de sabor. Un análisis comparativo demostró que algunas galletas «fitness» contienen prácticamente las mismas calorías que sus equivalentes convencionales, diferenciándose principalmente en el marketing y no tanto en su perfil nutricional real, un dato revelador sobre cómo la industria manipula la percepción del consumidor mediante el etiquetado.