A pesar del abundante sol que baña la Península Ibérica durante gran parte del año, los españoles sufren una carencia alarmante de la llamada vitamina del sol. Este problema silencioso afecta a ocho de cada diez ciudadanos que continúan sus vidas sin percatarse de las consecuencias que este déficit provoca en su organismo a corto y largo plazo. Las cifras resultan sorprendentes considerando que España disfruta de más de 2.500 horas de sol anuales en muchas de sus regiones, un privilegio que, paradójicamente, no se traduce en niveles óptimos de este nutriente esencial.
La falta de información y los cambios en nuestros hábitos cotidianos han contribuido significativamente a esta situación preocupante. La vida moderna, caracterizada por largas jornadas en espacios cerrados, el uso generalizado de protectores solares —indispensables contra el cáncer de piel— y la alimentación actual, menos rica en productos naturales con alto contenido de este micronutriente, ha creado la tormenta perfecta. El resultado es una población que, pese a vivir en el país europeo con mayor radiación solar, presenta niveles insuficientes de una vitamina crucial para múltiples funciones corporales.
3GRUPOS DE RIESGO: ¿QUIÉNES SON LOS MÁS VULNERABLES?

Aunque el déficit de vitamina del sol afecta a una amplia mayoría de españoles, existen grupos poblacionales especialmente vulnerables. Las personas mayores de 65 años encabezan esta lista debido a que su piel produce hasta cuatro veces menos vitamina D que la de un adulto joven cuando se expone al sol. Esta disminución natural relacionada con el envejecimiento, sumada a una menor movilidad y tiempo al aire libre, coloca a nuestros mayores en una situación particularmente delicada frente a este déficit nutricional.
Las mujeres embarazadas constituyen otro grupo crítico, pues sus necesidades de vitamina D aumentan significativamente durante la gestación. Los estudios revelan que más del 85% de las gestantes españolas presenta niveles insuficientes, lo que puede afectar tanto su salud como el desarrollo óseo del bebé. Otros colectivos con mayor riesgo incluyen personas con piel oscura (cuya mayor pigmentación reduce la síntesis cutánea), individuos con sobrepeso u obesidad (la vitamina D queda «atrapada» en el tejido adiposo) y quienes padecen enfermedades que afectan la absorción intestinal como la celiaquía o la enfermedad de Crohn. Para todos ellos, la monitorización y suplementación resulta especialmente importante.