Internet se ha convertido en un terreno fértil para todo tipo de estafadores que buscan apropiarse de nuestros datos personales y bancarios. La OCU, Organización de Consumidores y Usuarios, lleva años alertando sobre los métodos cada vez más sofisticados que utilizan los ciberdelincuentes para engañar a los internautas españoles. Las denuncias por fraudes digitales se han multiplicado en los últimos años, dejando a muchas familias en situaciones económicas comprometidas tras caer en trampas aparentemente inofensivas.
Los expertos en ciberseguridad advierten que ningún usuario está completamente a salvo de estos engaños, independientemente de su nivel de conocimientos tecnológicos. Las técnicas de manipulación psicológica empleadas por los estafadores son cada vez más elaboradas, creando escenarios de urgencia o amenaza que nublan nuestro juicio crítico y nos empujan a tomar decisiones precipitadas. La OCU ha identificado patrones claros que permiten reconocer cuándo estamos ante un intento de estafa, especialmente cuando nos solicitan determinada información sensible que jamás deberíamos compartir.
3VERIFICACIÓN POR SMS O EMAIL NO SOLICITADA: LA TRAMPA DEL CÓDIGO

Los códigos de verificación enviados por SMS o email se han convertido en un estándar de seguridad para proteger nuestras cuentas. Sin embargo, la OCU alerta sobre una modalidad de fraude cada vez más frecuente: el phishing de código de autenticación. Los estafadores inician procesos de recuperación de contraseña en servicios como WhatsApp o cuentas bancarias utilizando nuestro número o correo, provocando el envío automático de un código de verificación que luego intentarán obtener mediante ingeniería social para completar el acceso no autorizado.
Esta técnica resulta especialmente peligrosa porque aprovecha un mecanismo de seguridad legítimo para voltear su propósito. La OCU advierte que jamás debes compartir códigos de verificación recibidos por SMS o email si tú no has iniciado previamente ningún proceso que lo requiera. Los ciberdelincuentes suelen contactar a las víctimas haciéndose pasar por servicios técnicos, alegando problemas de seguridad que solo pueden resolverse mediante la confirmación del código recién recibido. Esta simple acción puede dar acceso completo a cuentas personales, bancarias o servicios críticos en cuestión de segundos.