La primera comida del día ha sido objeto de debate entre expertos durante décadas, pero ahora parece haber consenso científico sobre un modelo específico. El desayuno andaluz, caracterizado por su sencillez y riqueza nutricional, acaba de recibir el respaldo oficial de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que lo ha catalogado como ejemplo perfecto de alimentación matutina saludable. Esta distinción no sorprende a quienes llevan años defendiendo los beneficios de la dieta mediterránea, pero sí supone un espaldarazo definitivo a una tradición culinaria con siglos de historia.
La combinación de pan con aceite de oliva virgen extra, tomate natural y, opcionalmente, algún alimento proteico como jamón o queso fresco, acompañada de una pieza de fruta y café, constituye una fórmula perfecta de nutrientes para comenzar la jornada. Los especialistas de la SENC han valorado especialmente el equilibrio entre hidratos de carbono complejos, grasas saludables y proteínas que aporta este tipo de desayuno tradicional, así como su versatilidad para adaptarse a diferentes necesidades nutricionales. Además, han destacado la importancia de recuperar hábitos alimentarios propios frente a la creciente influencia de modelos foráneos menos adecuados para nuestra salud.
3BENEFICIOS NUTRICIONALES QUE CONVENCIERON A LOS EXPERTOS

El informe presentado por la SENC detalla los componentes específicos que hacen del desayuno andaluz una opción superior a otras alternativas. El aceite de oliva virgen extra, auténtica joya de la dieta mediterránea, aporta ácidos grasos monoinsaturados y polifenoles con efectos cardioprotectores ampliamente documentados. El tomate natural, cuyo consumo en crudo preserva su contenido en licopeno y vitaminas antioxidantes, complementa perfectamente estos efectos. Juntos constituyen la base de lo que los nutricionistas denominan «alimentos funcionales»: aquellos que, además de nutrir, ejercen efectos beneficiosos sobre determinadas funciones del organismo.
El componente proteico del desayuno andaluz, que puede variar desde un poco de jamón ibérico hasta queso fresco o incluso huevo en algunas versiones, garantiza la saciedad prolongada. Este aspecto resulta fundamental para explicar por qué este tipo de desayuno ayuda a mantener un peso saludable. A diferencia de los desayunos ricos en azúcares y harinas refinadas, que provocan picos de glucemia seguidos de bajadas bruscas que inducen hambre a media mañana, el modelo andaluz mantiene una sensación de saciedad estable. Los expertos de la SENC han valorado especialmente este efecto en una sociedad donde el picoteo entre horas contribuye significativamente al aumento de peso.