La primera comida del día ha sido objeto de debate entre expertos durante décadas, pero ahora parece haber consenso científico sobre un modelo específico. El desayuno andaluz, caracterizado por su sencillez y riqueza nutricional, acaba de recibir el respaldo oficial de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que lo ha catalogado como ejemplo perfecto de alimentación matutina saludable. Esta distinción no sorprende a quienes llevan años defendiendo los beneficios de la dieta mediterránea, pero sí supone un espaldarazo definitivo a una tradición culinaria con siglos de historia.
La combinación de pan con aceite de oliva virgen extra, tomate natural y, opcionalmente, algún alimento proteico como jamón o queso fresco, acompañada de una pieza de fruta y café, constituye una fórmula perfecta de nutrientes para comenzar la jornada. Los especialistas de la SENC han valorado especialmente el equilibrio entre hidratos de carbono complejos, grasas saludables y proteínas que aporta este tipo de desayuno tradicional, así como su versatilidad para adaptarse a diferentes necesidades nutricionales. Además, han destacado la importancia de recuperar hábitos alimentarios propios frente a la creciente influencia de modelos foráneos menos adecuados para nuestra salud.
4CONTRASTE CON LOS MODELOS DE DESAYUNO ANGLOSAJONES E INDUSTRIALES

La decisión de la SENC llega en un momento en que los hábitos de desayuno tradicionales compiten con modelos importados e industrializados. El típico desayuno continental basado en bollería industrial, o el anglosajón rico en grasas saturadas y productos ultraprocesados, han ido ganando terreno en España especialmente entre las generaciones más jóvenes, con consecuencias negativas para la salud pública. Frente a estos, el modelo andaluz representa un retorno a lo esencial y nutritivo.
Los análisis comparativos realizados demuestran que un desayuno de tipo anglosajón puede superar fácilmente las 800 calorías, muchas de ellas «vacías» desde el punto de vista nutricional. El desayuno andaluz completo raramente supera las 400-500 calorías, aportando una mayor densidad de nutrientes por caloría ingerida, lo que los nutricionistas denominan «calidad nutricional». Esta diferencia resulta especialmente relevante en un contexto de sedentarismo creciente, donde el exceso calórico matutino raramente se compensa con actividad física suficiente durante la jornada. Además, la ausencia de azúcares añadidos en el modelo andaluz lo hace especialmente recomendable para prevenir la diabetes tipo 2.