Circular por las carreteras españolas implica conocer la normativa vigente para evitar sanciones innecesarias. La DGT sanciona numerosas infracciones que los conductores cometen a diario, muchas veces por desconocimiento o por hábitos arraigados que consideran inofensivos. Entre estas prácticas destaca el denominado ‘efecto mirón’, un comportamiento tan común como peligroso que consiste en reducir la velocidad o incluso detenerse para observar un accidente de tráfico, pudiendo provocar nuevos siniestros o retenciones.
Las estadísticas hablan por sí solas: más del 30% de los atascos en vías interurbanas están provocados por conductores que ralentizan su marcha ante cualquier incidente. Este fenómeno, que los psicólogos explican por una mezcla de curiosidad natural y morbo, representa un serio problema de seguridad vial que las autoridades intentan atajar con medidas sancionadoras específicas. Los agentes de tráfico han intensificado la vigilancia en los últimos meses con el objetivo de reducir estos comportamientos que, aunque parezcan inocuos, generan situaciones de alto riesgo en las carreteras españolas.
3TECNOLOGÍA Y MÉTODOS QUE UTILIZA LA DGT PARA DETECTAR A LOS INFRACTORES

El organismo regulador del tráfico en España ha modernizado sus métodos de detección de infracciones viales. Los helicópteros Pegasus, drones y cámaras de vigilancia instaladas estratégicamente en las vías de alta capacidad permiten a la DGT monitorizar el comportamiento de los conductores en tiempo real. Estos dispositivos no solo registran excesos de velocidad, sino también reducciones bruscas que puedan estar motivadas por la curiosidad ante un incidente y que alteran peligrosamente el flujo normal del tráfico.
La incorporación de inteligencia artificial a los sistemas de vigilancia ha supuesto un salto cualitativo en la capacidad de control. Los algoritmos pueden detectar patrones anómalos de circulación y alertar a los agentes de tráfico. La DGT también utiliza vehículos camuflados que circulan entre el tráfico ordinario para identificar comportamientos imprudentes, complementando así la labor de los agentes uniformados que suelen situarse en el perímetro de los accidentes para garantizar tanto la seguridad como la fluidez del tráfico. Estas medidas forman parte de una estrategia integral para reducir la siniestralidad relacionada con distracciones al volante.